Una pista sobre la razón de esta imposibilidad de vender unidades es su costo. En promedio, el metro cuadrado de un departamento es de 2,558.1 dólares, el más caro de las ciudades latinoamericanas. A pesar de que 65% de las viviendas contabilizadas pertenecen al segmento medio, medio bajo y social, es decir, el que debería ser accesible al ancho de la población.
Durante la pandemia, la clase socioeconómica media registró menos ingresos, mientras que la vivienda se encareció. Datos del Coneval indican que el salario promedio medio bajo cayó 11.5%, el medio decreció 8.5% y el medio alto fue 5.6% menor.
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A la par, los inmuebles crecieron 10.9% en su valor por metro cuadrado, dio a conocer la Sociedad Hipotecaria Federal (SHF) al 2T21. En promedio, a nivel nacional el precio de las viviendas se colocó en 1 millón 324 mil pesos, contemplando unidades nuevas y usadas.
Las viviendas también mostraron esta tendencia de no comercializar vivienda de segmento medio. De abril a junio, las desarrolladoras que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) reportaron haber tenido incrementos de ingresos, impulsados por la venta de vivienda residencial y social, en especial Vinte, Cadu y Javer. La mayoría de las ventas de Homex fueron del sector económico.
La situación de imposibilidad de comprar un inmueble ha incrementado desde inicios de año, incluso para personas que ya lo habían adquirido mediante crédito. Desde que comenzó la contingencia sanitaria y hasta junio de este 2021, los remates bancarios crecieron 30%.
“Y de acuerdo con los indicadores de una próxima crisis económica, puedo asegurar que estos remates aumentarán en seis meses o un año, del 60 a 90%”, dijo a Obras Fernando Rodríguez Ávalos, abogado encargado de operaciones con Santander y Scotiabank, y especialista en el tema.
Pero para expertos en tecnología y bienes raíces, los ingresos no son la única razón por la que la venta de inmuebles es tan lenta en México. La estrategia de comercialización también comparte culpa; “la vivienda tarda tanto tiempo en venderse, porque no existen sistemas confiables y robustos. La operación inmobiliaria actúa de manera informal porque no hay seguridad jurídica” dice Sebastián Noguera, fundador de Habi, plataforma de venta de vivienda.