Planes locales
La mayoría de las legislaciones alrededor del acceso de la vivienda en México se han planteado a nivel nacional, lo que ha inhabilitado al sistema urbano municipal de decidir acerca del ordenamiento en los usos de suelo. “Todo lo que articula el municipio lo tiene que hacer bajo el paraguas del marco legal del estado, pero cada municipio es un mundo”, dice Ophelia Chevalier, del BID.
Albert Saiz, del MIT, coincide con la visión, ya que considera que son las alcaldías quienes conocen en dónde puede estar el suelo urbano de reserva para los siguientes 20 años y en dónde hace falta dotar de infraestructura para sostener el desarrollo.
El principal logro de este mecanismo sería ordenar el desarrollo. La experta del BID explica que en la mayor parte del país en donde se lleva a cabo la autoconstrucción, que representa 70% de la vivienda existente, primero se han construido las unidades y después se ha edificado infraestructura alrededor de ellas.
Por lo que se requiere, y en lo que ya trabaja la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) es que primero se haga la cuadrícula de la ciudad, determinando las zonas residenciales, y después edificar. Esto ampliará la oportunidad para construir, así como la calidad de vida de las zonas en donde se haga. En consecuencia, los costos bajarán.
De acuerdo a Gene Towle, socio director de la consultora inmobiliaria Softec, el encarecimiento de la vivienda responde a una discrepancia entre la oferta y la demanda. Si en las ciudades ya no hay suelo con permisos para construir, la oportunidad de hacerlo se reduce y los terrenos se encarecen.
El experto ejemplifica con el caso de Mérida, en donde aún hay grandes extensiones de terreno desarrollables, lo que hace que los precios se mantengan accesibles, con un promedio de precio de construcción de un inmueble por 11,618 pesos por m2 (en casas), indica Propiedades.com, a pesar de que ya es un municipio demandado por su ubicación, seguridad y calidad de vida.
Caso contrario sucede con Ciudad de México, con costo de 18,192 pesos por m2, en donde el suelo es escaso o no cuenta con infraestructura. Incluso, en febrero de 2023, Pablo Benlliure renunció a la dirección del director del Instituto de Planeación Democrática y Prospectiva (IPDP) entre críticas, debido a que su plan buscaba que suelo rural se urbanizara, una propuesta que se detuvo tras su salida.
En este caso, Towle apunta que el objetivo no era sólo construir más, sino ordenar lo que ya existe, debido a que hay crecimiento irregular en estas zonas, por lo que es necesario que se urbanice para llevar servicios y verificar la seguridad de la franja.
No obstante, la estrategia no supone sólo darle la responsabilidad a las autoridades locales, sino brindar conocimientos y herramientas. “Uno de los principales problemas a nivel municipal es la falta de experiencia. Muchos países en desarrollo tienen tecnocracias extremadamente bien preparadas en sus ministerios de vivienda y finanzas y en los bancos centrales, como ilustra el caso mexicano. Las instituciones internacionales interactúan a ese nivel para brindar asistencia e información adicional. Sin embargo, las políticas municipales son fundamentales, especialmente en lo que respecta a la oferta y la planificación de un nuevo desarrollo”, indica el estudio de La Haus.