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La aversión al riesgo por la recesión contraerá la venta de viviendas

A pesar de la baja en las tasas de interés y el aumento de oferta de vivienda económica, los compradores preferirán aplazar sus adquisiciones.
vie 04 abril 2025 03:26 PM
Mexicanos frenan la compra de vivienda por miedo a endeudarse y a una posible recesión
La retracción de venta de vivienda se suma a la caída de colocación de créditos privados.

Aunque las tasas de interés comienzan a bajar y los programas públicos de vivienda prometen aumentar la oferta, en México se consolida un fenómeno que ya impacta al mercado inmobiliario: la aversión al riesgo.

Frente a un entorno económico volátil, marcado por tensiones comerciales, inflación persistente y salarios estancados, cada vez más personas posponen la decisión de adquirir una vivienda.

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“Normalmente hay una aversión al riesgo por parte de los consumidores finales. ¿Y esto qué significa? No quiero tomar responsabilidades económicas a largo plazo”, dijo Jesús Orozco, director general de Tinsa México, durante la presentación de la Liga Inmobiliaria, grupo de entes del sector que crearán un think thank de ideas innovadoras para la industria.

Esta tendencia afecta directamente la colocación de vivienda a crédito, uno de los pilares del mercado formal en el país y que se suma a la caída de años anteriores. A pesar de que la tasa de interés de referencia comenzó a disminuir, lo que mejora el acceso a financiamiento hipotecario, la cautela predomina entre los compradores.

Menos compromisos, más incertidumbre

La incertidumbre no sólo proviene de las condiciones macroeconómicas nacionales. La reciente imposición de aranceles de Estados Unidos a productos chinos, incluidos insumos clave como el acero, refuerza la percepción de inestabilidad entre consumidores y desarrolladores.

Aunque México no fue directamente afectado por las tarifas, el país importa una parte significativa de acero desde China, lo que eleva el costo de construcción.

“El insumo principal para la construcción de vivienda es el acero y si eso termina transformándose en un arancel, se va a transmitir en algún momento hacia el consumidor final”, advirtió Orozco. El impacto no sería inmediato, pero el nerviosismo ya permea la cadena productiva.

El precio no baja y los ingresos no alcanzan

Mientras el temor al endeudamiento aumenta, los precios de la vivienda se mantienen elevados.

En la Ciudad de México la unidad más económica disponible ronda los 1.5 millones de pesos. Para adquirirla, se requiere un ingreso mensual mínimo de 56,000 pesos. El salario promedio en la capital es de 8,910 pesos en un empleo formal, de acuerdo con la Secretaría de Economía.

“La gente que se casa en la ciudad no puede vivir en la Ciudad de México y tiene que buscar otros lugares donde salir”, dijo Polo Hirschhorn, presidente de la Cámara Nacional de la Vivienda (Canadevi) Valle de México.

Sólo en 2024 se registraron 25,000 matrimonios en la Ciudad de México, pero apenas se escrituraron 3,500 viviendas nuevas, apuntó.

La brecha entre ingresos y valor de la vivienda ha expulsado a miles de familias hacia zonas periféricas, donde las opciones son más accesibles pero también más precarias. A nivel nacional, 400,000 de las 700,000 viviendas que se construyen al año se ubican en asentamientos irregulares, según cifras compartidas en la conferencia.

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Apuesta por la renta y nuevas soluciones

Frente al freno en la compra, la vivienda en renta se consolida como alternativa, especialmente entre jóvenes. Las nuevas generaciones retrasan la adquisición de propiedades, ya sea por falta de ingresos estables, movilidad académica y laboral, o simplemente por falta de interés.

“El año pasado fui a dar una plática a estudiantes y todos me preguntaron dónde podían rentar, no cómo podían comprar. La renta es una preocupación real y urgente para los jóvenes”, comentó el representante de la Canadevi.

No obstante, este mercado también enfrenta límites. La ley local que regula el aumento de rentas ha reducido el interés de grandes fondos internacionales en invertir en vivienda para arrendamiento, dicen los especialistas. Aun así, los desarrolladores visualizan oportunidades si se garantiza certeza jurídica y retorno razonable.

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La vivienda en renta es la apuesta del sector inmobiliario y la población.

Construir donde sí se necesita

Pese a los esfuerzos del gobierno federal y local para impulsar un nuevo modelo de vivienda asequible, los cuellos de botella persisten. Los permisos tardan años, el acceso a servicios es limitado y el suelo urbano es escaso y caro.

La vivienda siempre es resultado de la política pública. Las casas se hacen donde la regulación lo permite, donde hay servicios y donde hay permisos.
Horacio Urbano, especialista en construcción.

Actualmente hay 15,000 solicitudes ingresadas a través de la Norma 26 en la Ciudad de México para construir viviendas de hasta 1.9 millones de pesos, oferta que podría liberar un poco de presión de las necesidades de las personas, pero cuyos permisos deben acelerarse.

Una industria lista, pero contenida

El sector inmobiliario genera 2.5 millones de empleos formales en el país. Abarca a trabajadores locales, fabricantes, proveedores y bancos. Además de su dimensión económica, la vivienda cumple un papel social central.

Pero sin condiciones que den certeza al consumidor, el ciclo permanece incompleto.

“La única manera de frenar la especulación es construyendo más”, sostuvo Hirschhorn. Sin embargo, construir más en el lugar y con el precio adecuados depende de la acción coordinada entre desarrolladores y autoridades.

Mientras no se recupere la confianza del comprador, ni las tasas bajas ni los planes públicos lograrán el impacto deseado.

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