“Normalmente hay una aversión al riesgo por parte de los consumidores finales. ¿Y esto qué significa? No quiero tomar responsabilidades económicas a largo plazo”, dijo Jesús Orozco, director general de Tinsa México, durante la presentación de la Liga Inmobiliaria, grupo de entes del sector que crearán un think thank de ideas innovadoras para la industria.
Esta tendencia afecta directamente la colocación de vivienda a crédito, uno de los pilares del mercado formal en el país y que se suma a la caída de años anteriores. A pesar de que la tasa de interés de referencia comenzó a disminuir, lo que mejora el acceso a financiamiento hipotecario, la cautela predomina entre los compradores.
Menos compromisos, más incertidumbre
La incertidumbre no sólo proviene de las condiciones macroeconómicas nacionales. La reciente imposición de aranceles de Estados Unidos a productos chinos, incluidos insumos clave como el acero, refuerza la percepción de inestabilidad entre consumidores y desarrolladores.
Aunque México no fue directamente afectado por las tarifas, el país importa una parte significativa de acero desde China, lo que eleva el costo de construcción.
“El insumo principal para la construcción de vivienda es el acero y si eso termina transformándose en un arancel, se va a transmitir en algún momento hacia el consumidor final”, advirtió Orozco. El impacto no sería inmediato, pero el nerviosismo ya permea la cadena productiva.
El precio no baja y los ingresos no alcanzan
Mientras el temor al endeudamiento aumenta, los precios de la vivienda se mantienen elevados.
En la Ciudad de México la unidad más económica disponible ronda los 1.5 millones de pesos. Para adquirirla, se requiere un ingreso mensual mínimo de 56,000 pesos. El salario promedio en la capital es de 8,910 pesos en un empleo formal, de acuerdo con la Secretaría de Economía.
“La gente que se casa en la ciudad no puede vivir en la Ciudad de México y tiene que buscar otros lugares donde salir”, dijo Polo Hirschhorn, presidente de la Cámara Nacional de la Vivienda (Canadevi) Valle de México.
Sólo en 2024 se registraron 25,000 matrimonios en la Ciudad de México, pero apenas se escrituraron 3,500 viviendas nuevas, apuntó.
La brecha entre ingresos y valor de la vivienda ha expulsado a miles de familias hacia zonas periféricas, donde las opciones son más accesibles pero también más precarias. A nivel nacional, 400,000 de las 700,000 viviendas que se construyen al año se ubican en asentamientos irregulares, según cifras compartidas en la conferencia.