La vivienda aumenta los riesgos de salud
La ubicación también representa un reto. Más de 12% de las personas adultas mayores necesita desplazarse durante una hora o más para llegar a un hospital en caso de emergencia. Esta distancia limita el acceso a servicios de salud, especialmente en situaciones críticas, de acuerdo con la Conavi.
En cuanto a infraestructura básica, 13.6% de las personas mayores con discapacidad vive en viviendas donde el agua llega con baja frecuencia.
“Las personas mayores presentan dificultades para pagar la renta debido a incrementos o a una pensión insuficiente; lo que las vuelve un sector vulnerable ante desalojos forzados”, señala el informe de Conavi.
Viviendas no aptas
Las viviendas actuales no están diseñadas para las necesidades del envejecimiento. Muchas personas mayores requieren espacios accesibles que les permitan moverse con seguridad y realizar tareas cotidianas sin asistencia. Sin embargo, la mayoría de las construcciones no contempla medidas de accesibilidad ni principios de diseño universal.
Además, casi una cuarta parte de ellos reside en viviendas con pisos de tierra o materiales no sólidos, lo que representa un riesgo adicional de accidentes o enfermedades.
La OCDE recomienda incorporar principios de accesibilidad obligatoria en la construcción de vivienda nueva. “Las ciudades deben aplicar prácticas de diseño accesibles en todos los niveles de gobierno”, indica el estudio Cities for All Ages.
También sugiere utilizar herramientas como “gemelos digitales” para simular el uso del entorno urbano por distintos grupos etarios antes de ejecutar obras.
Programas actuales y líneas de atención
A nivel federal, tres programas concentran la atención habitacional a personas mayores: el Programa Nacional de Reconstrucción (PNR), el Programa de Mejoramiento Urbano (PMU) y el Programa de Vivienda Social (PVS). Estos instrumentos están enfocados en la construcción, mejoramiento o rehabilitación de viviendas, principalmente en contextos de alta marginación o tras desastres naturales.
El PNR y el PMU operan con un enfoque territorial y otorgan subsidios directos. Entre 2019 y 2023, más de 59% de sus beneficiarios mayores de 60 años fueron mujeres.