En un contexto donde el oficio del arquitecto suele asociarse a planos, edificaciones y encargos privados, un nuevo movimiento propone ampliar ese marco: usar la arquitectura como herramienta política y legislativa para transformar las reglas que definen las ciudades. No se trata de diseñar edificios, sino de modificar leyes.
Una nueva iniciativa en la arquitectura busca levantar una obra icónica, sino detener su demolición. Desde Europa, un colectivo de arquitectos y ciudadanos impulsa un proyecto que redefine el papel de la profesión y la coloca en el centro del debate sobre vivienda, sustentabilidad y justicia social.
El movimiento se llama HouseEurope!, y este año recibió el Obel Award, un galardón que normalmente reconoce obras arquitectónicas. En esta ocasión, el jurado decidió premiar una plataforma legal y ciudadana que busca cambiar la manera en que Europa construye, renueva y habita su entorno.