México, el paraíso americano del distintivo Design Hotel
Espacios que seducen los cinco sentidos a través de sus diseños únicos y una atmósfera que busca generar estados de ánimo positivos son la esencia de los inmuebles que ostentan el distintivo de Design Hotel.
México es el país con la mayor cantidad de este tipo de hoteles en el continente americano, y en ellos, los huéspedes recibirán atención exclusiva dentro de espacios creados por arquitectos renombrados y decorados por los mejores diseñadores de interiores. Este selecto 'club' tiene apenas 250 miembros en el mundo.
Pertenecer a Design Hotels es tan exclusivo que, en 2012, cerca de 300 hoteles solicitaron el distintivo, pero sólo 6% de ellos lo obtuvieron.
Su mayor diferencia con hoteles que tienen presencia en diferentes países y que ofrecen servicios similares, como los W, es que cada uno representa una experiencia única para el visitante y no un servicio estándar que se replica en cada 'sucursal'.
Cortesía designhotels.com
El origen
Todo se remonta a inicios de los años 90, cuando el alemán Claus Sendlinger, un apasionado del diseño en todas sus versiones, se dedicaba a las relaciones públicas y a promover fiestas; tras emprender varios viajes por su empleo y en su tiempo libre, pudo ver que esa pasión encajaba perfecto en la industria del turismo, por lo que empezó a buscar hoteles que tuvieran el potencial de ofrecer esa mezcla.
Durante los primeros años, la cartera de 10 hoteles de Design Hotels se trató más bien de un hobby para el alemán; sin embargo, a inicios del siglo XXI, el impacto que lograron los primeros hoteles que obtuvieron este reconocimiento provocó interés de otros alrededor del mundo. Hoy, este selecto club cuenta en su cartera con 18,992 habitaciones en todo el mundo.
Con alma propia
Sendlinger cree que los viajeros actuales buscan un hotel que se maneje con pasión y que tenga una historia que contar, que privilegie la individualidad del huésped
y que su diseño sea diferente a otros; además de que sea algo nuevo, que sea capaz de emocionarlo y, por ende, lo anime a promoverlo. Esto es justamente lo que se busca en un Design Hotel.
Los hoteles interesados en recibir el distintivo deben presentar su candidatura y comprobar que cuentan con características como un número reducido de habitaciones (entre 20 y 150, aproximadamente), lobbies y recepciones reducidas para que la experiencia de los huéspedes sea más íntima, y una atención personalizada que cuida en todo momento de los más pequeños detalles, como la decoración o el menú del restaurante.
Así, deben demostrar que tienen un sentido de la estética y deben estar a la vanguardia en cuanto a tecnología, por lo que se suele acreditar únicamente a hoteles innovadores que lograr un diseño audaz
y personalizado que no es imitación de otro.
En cada detalle de las áreas comunes y los cuartos pueden encontrarse objetos de diseño, ya sea una pintura, una escultura, un detalle en el techo o la alfombra, o los muebles.
Sin embargo, Sendlinger suele señalar que no basta con que el hotel tenga sillas o mesas de diseño, sino que lo importante es que cada proyecto tenga 'alma' propia.
Cortesía designhotels.com
¿Qué reciben?
En realidad, Design Hotels, antes que un selecto club, es una empresa dedicada al marketing que ofrece a sus afiliados el prestigio de esta marca y las soluciones individuales para promover a los hoteles que privilegian el confort, el diseño y la originalidad.
Lo más importante, además de la imagen, es que brinda a los hoteles aceptados al club canales de venta y distribución internacionales que llegan directamente al consumidor meta, además de un sistema de reservaciones que ayuda en la operación a los dueños de estos negocios que suelen ser pequeños y más dedicados al servicio que a la administración.
El negocio para Design Hotels está en las tarifas que negocia con cada uno de los hoteles, ya sea por asesorías individualizadas en marketing o diseño, o por incluirlo en una página de Internet para reservaciones donde aparecen todos los Design Hotels del mundo.
El costo promedio de una habitación en este tipo de hotel asciende a unos 234 dólares por noche, tarifa que está por debajo del promedio de los hoteles de cadena de lujo que ronda los 300 dólares la noche.
México, entre los más importantes
En México hay 16 hoteles que pertenecen a Design Hotels localizados en Veracruz, Acapulco, Playa del Carmen, Baja California, Monterrey, Puebla, Mérida, San Miguel de Allende, Tulum, la Ciudad de México y, a partir de este año, se incorporaron dos nuevos hoteles a la lista: el Flor de Mayo y el Hotel Escondido.
Felipe Luna
México es el cuarto país a nivel global con más hoteles dentro de Design Hotels, al mismo nivel que Reino Unido y por debajo de Alemania, que tiene 25, España 21, y Francia 18.
Felipe Luna
Flor de Mayo
Flor de mayo es el nombre de uno de los Design Hotels más nuevos en México y proviene de una flor que es un objeto ritual para los mayas, quienes la llaman ‘nicté’
En un edificio histórico del siglo XIX –que fue reconstruido e intervenido respetando muchas de sus áreas originales– se levantó este hotel que cuenta con 28 habitaciones distribuidas en tres pisos, todas ellas ven hacia el centro del edificio, donde se construyó un gran patio.
Felipe Luna
Las plantas que decoran el patio son vegetación americana que crece de manera salvaje, literalmente, a la orilla de la carretera, pero que tienen gran tradición en la zona, ya que se utilizaban en la cocina, la medicina tradicional o en actos rituales, comenta Eduardo Peón Velázquez, paisajista que también colaboró en el proyecto. Entre toda la vegetación, la única especie arbórea que se aprecia en el patio es, precisamente, un árbol de flor de mayo.
Felipe Luna
Los pequeños detalles son el alma de este hotel, y crean una experiencia sensorial para sus huéspedes, además de que fueron creados no sólo por un arquitecto, sino por todo un equipo interdisciplinario formado por artistas, paisajistas y artesanos locales, y están
basados en una investigación exhaustiva que considera la ubicación geográfica, el clima y la cultura del lugar.
Israel P. Vega