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Peter Marino: el chico malo del diseño

El arquitecto estadounidense combina arte y moda en el diseño de las tiendas de lujo para Louis Vuitton, Chanel y Ermenegildo Zegna.
mar 12 abril 2016 09:35 AM
Peter Marino 03
Peter Marino 03 - (Foto: Tomada de petermarinoarchitect.com)

Lo primero que llama la atención es el cuero que lo cubre de pies a cabeza, una imagen que contrasta con los refinados interiores para tiendas de moda, como Louis Vuitton, Chanel o Guerlain, que se han convertido en el sello de su firma. Pero Peter Marino (Estados Unidos, 1952) no sólo es uno de los diseñadores de interiores favoritos de las marcas de lujo, también se ha caracterizado por su cercanía con el arte.

Desde su trabajo arquitectónico realizado para el artista Andy Warhol, para quien renovó su casa neoyorkina en la década de los 70, hasta su nombramiento como Caballero de la Orden de las Artes y las Letras por parte del Ministerio Francés de la Cultura, en 2012, el arquitecto estadounidense es reconocido a nivel internacional como un activo coleccionista. Su acervo personal incluye piezas de artistas internacionales como Loris Gréaud, Keith Haring, Richard Serra, Rudolf Stingel, Andy Warhol y Yugi Yoshimoto.

"La combinación de arte y arquitectura se orienta a lograr que el todo sea todavía más grande. Busca atraer a la gente a un mundo de experiencias", comenta Marino a Obras.

Al servicio del diseño

"Mi estilo es una arquitectura moderna que usa materiales que hacen a la gente sentirse bien. Es un enfoque que va más allá del diseño tradicional y se dirige a la creación y a la expansión. Uso texturas, escalas, luz y materiales para crear un diálogo entre el interior y el exterior", detalla el arquitecto.

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Ha desarrollado diversos proyectos, en su mayoría vinculados con el mundo de la moda, el arte y el diseño residencial. Aunque su intención inicial era enfocarse en el estudio de la pintura y la escultura, Marino finalmente se graduó en 1971 de la Escuela de Arquitectura, Artes y Urbanismo de la Universidad de Cornell (Estados Unidos).

Marino diseñó el interior de la tienda Chanel ubicada en la Plaza de España,
en Roma, donde en 2014 llevó a cabo un trabajo para la joyería italiana Bulgari. FOTO: Cortesía del despacho/Oliver Saillant

Pasó sus primeros años como arquitecto en los despachos Skidmore Owings & Merrill, George Nelson e I.M. Pei/Cossutta & Ponte, hasta que en 1978 fundó el despacho Peter Marino Architect, en Nueva York. Su primer cliente fue Andy Warhol, a quien conoció gracias a Pat Hackett, asistente personal del artista.

Warhol pidió a Marino trabajar en la renovación de su casa, ubicada en la calle 66 Este, con el fin de devolverle a la vivienda, adquirida en la década de los 70, su apariencia original de principios del siglo XX.

Eric Shiner, director del Museo Andy Warhol, comenta que la residencia es "una verdadera mansión neoyorquina" con seis niveles. "En términos de ubicación, Andy no pudo haber elegido mejor. Es una de las casas más grandiosas e importantes en la ciudad".

Cuando Warhol adquirió la mansión, su costo en el mercado era de aproximadamente 1 millón de dólares. Ahora su valor se acera a los 40 millones.

"Es absolutamente elegante, diseñada con un gusto excepcional y, dado que Andy sufrió de pobreza durante su niñez, contar con este estilo de vida fue como alcanzar el verdadero sueño americano. Él se enorgullecía enormemente de esta casa", agrega Shiner.

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De esta forma, Warhol incorporó a Marino al círculo de artistas, empresarios y estrellas de cine que lo rodeaban.

Tal cercanía entre Peter Marino y Warhol quedó reflejada en los diarios escritos por el artista, los cuales fueron compilados en un libro publicado con el título de Andy Warhol Diaries, en 1989.

"No logro entender a Peter", afirmaba el artista en sus escritos. "Es un poco alocado. Le he dicho que nos debe su vida en la arquitectura a nosotros. Él dijo que era seguro que el traje Armani que vestía no se lo habíamos puesto nosotros. Fue curioso".

La referencia al traje se deriva del estilo elegante de vestir que Marino siguió por algunos años mientras realizaba diferentes proyectos para el diseñador italiano Giorgio Armani, entre los que se encuentra su casa en Milán

En sus diarios, Warhol menciona en varias ocasiones a Marino, y recuerda la vez que visitó su despacho en 1986, el cual describió como realmente grande. "Tiene modelos de edificios y muestras de telas por todo alrededor. Y debe tener unas 40 personas trabajando para él".

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Actualmente, el arquitecto cuenta con seis asociados y 160 empleados, así como oficinas en Filadelfia y Southampton (Nueva York), además de las principales, ubicadas en el 150 de la calle 58 Este, también en Nueva York.

Shiner, director del Museo Warhol, comenta que el arquitecto le caía muy bien a Warhol y lo consideraba muy talentoso.

"Creo que lo más importante que Marino aprendió de Andy fue a trabajar duro y sin descanso para alcanzar el éxito".

Entre las cosas que ambos tuvieron en común, además de la afinidad por la luz y los espacios blancos, se encuentra el hecho de que el artista disfrutaba la arquitectura, y pensaba en ella cuando adquirió su residencia. También se interesaba en coleccionar antigüedades. Por su parte, Marino ha sido muy innovador en el uso de la tecnología y el trabajo digital.

El favorito de la moda

Si bien Marino ya era reconocido entre empresarios y artistas, fueron los diseños que realizó para la tienda departamental estadounidense Barneys, a mediados de los 80, los que lo pusieron en el centro del mundo de la moda.

En ese entonces, la familia Pressman, dueña de la cadena comercial, le solicitó proyectar una apariencia lujosa en sus 17 establecimientos, a lo que el arquitecto respondió con un esquema de boutiques individuales que permitían lucir en sus propios espacios a las líneas de ropa de las diferentes marcas que allí se vendían.

Desde entonces, su trabajo se ha ligado a firmas internacionales de moda como Armani, Chanel, Christian Dior, Ermenegildo Zegna, Loewe, Louis Vuitton y Sotheby’s, para las que ha realizado proyectos que se caracterizan por su luminosidad, amplitud, riqueza de materiales y colores firmes, que buscan ir acorde con la historia de la marca y la edificación. De ahí que con frecuencia sus proyectos asemejen la sala de un museo o de una vivienda.

Su estilo es una arquitectura moderna que busca hacer sentir bien a las personas. FOTO: Cortesía del despacho/Oliver Saillant

En febrero de 2015, la casa de moda Fendi inauguró una tienda en Nueva York, la cual cambió su ubicación original, en la 5ª Avenida, para encontrarse ahora en el 598 de Madison. La boutique, de dos pisos y alrededor de 372 m2, se caracteriza por sus interiores recubiertos con pieles, mármol, madera y cuero.

Ese mes, Chanel abrió las puertas de su nueva boutique, también diseñada por Marino, y ubicada en la Plaza de España en Roma, ciudad en la que en 2014 el arquitecto ya había retomado el 'espíritu' italiano, al incorporar en el interior de la joyería italiana Bulgari de Via dei Condotti materiales como el travertino y el mármol.

Uno de sus principales clientes es Louis Vuitton, para quien Marino señala que ha tenido "la buena fortuna" de trabajar con la mayoría de sus marcas por varios años. "Ellos aprecian la belleza, las artes y la mejor calidad en sus productos y en todo lo que hacen, valores centrales que yo comparto también. Creo que es esta sensibilidad similar y su confianza en mí y en mi trabajo lo que nos ha permitido colaborar de manera exitosa", dice.

Para esa firma, en 2009 realizó los interiores de la tienda del edificio Crystal de Las Vegas, proyectada por Daniel Libeskind y David Rockwell. La boutique cuenta con 1,300 m2 de espacio comercial y se caracteriza por su fachada de paneles de acero, decorados con más de 4,000 luces led. En el interior del inmueble, Peter Marino incorporó un candelabro de 9.5 m de largo hecho con 1,600 motivos florales de titanio plateado.

De nuevo, luz, espacio y materiales de calidad se unieron en una práctica multidisciplinaria en la que confluyen arte, moda y diseño arquitectónico.

Este artículo se publicó originalmente en la edición febrero-marzo de 2016 de la revista Obras .

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