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Francisco Toledo, el maestro de la forma

El artista oaxaqueño platicó en 2016 con la la revista Obras sobre su incursión en el diseño de objetos para interiores y exteriores, como herrerías para ventanas, textiles, sillas y pisos.
vie 06 septiembre 2019 10:11 AM
Herrería Francisco Toledo
Francisco Toledo diseño desde lámparas, cojines, manteles y servilletas, portavasos, rebozos, rompecabezas, juguetes decorativos, cuadernos y lápices para iluminar, hasta fundas para iPad. El artista ha trasladado la zoología de su obra a detalles de espacios interiores y exteriores.

CIUDAD DE MÉXICO. El artista Francisco Toledo falleció el jueves en Oaxaca a sus 79 años. Fue uno de los artistas plásticos más importantes de México en los últimos años, además de un activista y filántropo reconocido.

Francisco Benjamín López Toledo era su nombre completo. Nació el 17 de julio de 1940 y fue el cuarto de siete hijos de Francisco López Orozco y Florencia Toledo Nolasco.

Toledo se asumió pintor desde sus muy tempranos inicios, pero le interesaba dominar técnicas de grabado sobre linóleo, madera y metal, y de relieve como la litografía.

Siendo un niño, estudió grabado con Arturo García Bustos y Rina Lazo. A los 17 viajó a la Ciudad de México para ingresar a las escuelas de San Carlos y la Esmeralda, pero las inscripciones ya habían cerrado y entró entonces a la Escuela de Diseños y Artesanías, donde los pintores Castelar, Dosamantes y Silva Santamaría serían sus maestros.

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En 1960, con 20 años, viajó a París, donde estuvo cincos años, para ingresar al taller de S.W Hayter. Allá conoció a Rufino Tamayo, su principal mentor, y a Octavio Paz. Luego viajó a Nueva York.

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Su arte siempre estuvo vinculado a su primera cultura, en Oaxaca, enriquecido con la influencia de ideas plásticas de artistas de distintas escuelas europeas, como Alberto Durero, Paul Klee o Marc Chagall.

Recuperó técnicas antiguas e investigó otras nuevas, tanto en la pintura como en la escultura y la cerámica. También diseñó tapices que realizaba con los artesanos de Teotitlán del Valle.

Hace poco más de tres años, el maestro oaxaqueño platicó con la revista Obras sobre su incursión, precisamente, en el diseño de piezas para interiores y exteriores, la cual fue publicada en el número correspondiente a enero de 2016. Se transcribe aquí, la publicación completa:

Francisco Toledo, el maestro de la forma

Martha Patricia Montero

En uno de sus autorretratos, Francisco Toledo se mira ante un espejo mientras se dibuja. Sobresalen sus pies descalzos, su pecho descubierto, su barba rala, su bigote tupido, sus cejas ceñudas y su cabello hirsuto, características con las que hoy, a sus 75 años, contempla la vida.

El artista oaxaqueño ha ido más allá de los límites del arte y ha impregnado su huella en los mínimos detalles: el diseño de pisos, rejas, textiles, lámparas, vitrales, alfombras... Así hasta convertirse en artista y artesano de los espacios interiores. "Mi interés por llevar mi diseño a la herrería o a los pisos de cemento o a las lámparas es porque en Oaxaca todavía, y es de los pocos estados reo, hay una gran cantidad de artesanos y algunos de estos oficios se están perdiendo", comenta Toledo en entrevista con Obras.

Agrega: "Es querer mostrar que desde Oaxaca se puede diseñar y se puede manufacturar estos diseños. Eso es lo que a mí me ha motivado".

objetos Francisco Toledo
De muebles a joyería. Esta es una de las sillas elaboradas de forma conjunta por el arquitecto Hagerman y el artista plástico Toledo. Materiales como cuero de cabra con aplicación de hoja de oro y radiografía reciclada, son parte del catálogo del artista. (piezas mostradas en el margen superior e inferior de la imagen).

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En esta vertiente ha provocado un diálogo fructífero entre el arte contemporáneo y las técnicas tradicionales. Es así que la obra de Toledo, ha definido por muchos como el artista vivo más importante de México, resulta no sólo accesible para un público más vasto, sino que se vuelve cotidiano.

Tanto en el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca como en el Centro de las Artes de San Agustín Etla (CaSa) y en ciertas tiendas de museos de la Ciudad de México es posible adquirir desde lámparas, cojines, manteles y servilletas, portavasos, rebozos, rompecabezas, juguetes decorativos, cuadernos y lápices para iluminar, hasta fundas para iPad, diseñados por él.

Toledo traslada la rica imaginería que caracteriza su obra a estos objetos, empezando por una zoología fantástica que probablemente se desprendió del conjunto de acuarelas que hizo en 1983, para ilustrar un libro homónimo de Jorge Luis Borges.

Es posible encontrar en diversos trazos y soportes a murciélagos, gusanos, pulpos, camarones, peces, chapulines, cocodrilos, changos, tortugas, gatos, elefantes, cangrejos, búhos, alacranes, perros, conejos, caracoles, arañas y serpientes, e incluso seres fantásticos como su 'mujer alacrán'.

"Es que es lo mismo. Lo mismo se hace un tapiz que un calcetín... Creo que hay que crear una variedad de cosas con diferentes materiales. Hay que tratar de hacer cosas para no estar tan aburridos con el lápiz y el papel", cuenta Toledo.

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Herrería Francisco Toledo
Francisco Toledo diseño desde lámparas, cojines, manteles y servilletas, portavasos, rebozos, rompecabezas, juguetes decorativos, cuadernos y lápices para iluminar, hasta fundas para iPad. El artista ha trasladado la zoología de su obra a detalles de espacios interiores y exteriores.

Al calor de la hoguera

El lugar que Toledo prefiere para desarrollar sus ideas creativas "es un desastre", dice. "No me gusta trabajar donde debo hacerlo, que es en el taller, porque ahí puedo manchar y dejar el tiradero".

"Me gusta trabajar donde no puedo dejar tiradero, que es en la cocina, donde me llegan a quitar todas las cosas porque es la hora de la comida; porque donde está la cocina está el comedor y es la misma mesa donde yo trabajo, dibujo, recorto cosas. Ahí mismo comemos, y es entre comida y comida que me apodero de la mesa", agrega. El artista cuenta que cuando estaba menos cansado de la vista trabajaba de noche: "A la hora en que terminaba la cena me apoderaba de la mesa y podía trabajar a gusto".

Aunque no hay chimenea en su cocina, Toledo piensa que tal vez le agrada ese lugar porque te lleva "a pensar que ahí hace calor, y al calor del hogar, al fuego".

diseño Francisco Toledo
CHAPULÍN. La imaginería de Toledo abarca una zoología fantástica muy numerosa.

De alpaca y cera virgen

Una constante en su quehacer es la amplia exploración de materiales. En piezas más enfocadas al diseño utiliza maderas de cedro, papeles de algodón hechos a mano o papeles reciclados, fieltro teñido con tintes naturales, lino, hilos de algodón e hilos de cobre, lana de llama, alpaca o merino, mica mineral, barro, nylon, cemento cerámico moldeado, grafi to, cera virgen, metales como cobre y aluminio. Y se apoya en técnicas como xilografía, láser, óleo, grabado, hornos de alta temperatura, offset y otras.

Para cada uno de los materiales que emplea podría tener una historia. En el caso del afelpado, está la Biblioteca Carlos Monsiváis, que forma parte de la Ciudad de los Libros, ubicada en la Ciudadela, en el Distrito Federal. "Como siempre pasa en México, la solicitud fue tres días antes de la inauguración [2012]. Había que hacer cosas rápido y muy simples. Al principio queríamos hacer tejidos muy tradicionales, como los que se hacen en Teotitlán del Valle, Oaxaca, pero por el tamaño iban a llevarse entre seis meses y un año, lo que no era posible", explica.

Pero hallaron el afelpado, que es aplicación de lana sobre un fieltro. Además de los gobelinos, Toledo también diseñó el piso; ambos se distinguen por la presencia de figuras de gato. "El tema ahí ya estaba dado, porque Carlos Monsiváis, pues era amante de los gatos; entonces había que hacer gatos". Pero no todos los materiales se le han dado al artista plástico como hubiera esperado. "He querido usar los materiales que usaba mi abuelo, el zapatero, pero ahí no he podido encontrar el camino para poder hacer un producto".

Para otras creaciones por fortuna ha encontrado las duplas adecuadas: "En Oaxaca hay mucho talento artesanal y creo que he corrido con suerte, porque toqué una puerta y salió un buen herrero, toqué otra y salió un buen ceramista, toqué otra más y salió gente que hace textiles en Teotitlán del Valle”. Pero admite que también hay gente que no está tan bien, "pero todos aprendemos: el artista aprende del artesano y el artesano del artista".

De estos ciclos de aprendizajes virtuosos se desprenden innovaciones que son muy bien acogidas, como toda la línea de joyería que Francisco Toledo diseña en radiografía reciclada cortada con láser; cuero de cabra cortado con láser, con aplicación de hoja de oro; y cuero de cabra cortado con láser, pintado con óleo y con aplicación de hoja de oro.

herrería Francisco Toledo
MEZCALERÍA EXPENDIO TRADICIÓN. La herrería de placas de acero evoca las formas del agave.

En ocasiones los diseños de Toledo toman inspiración de otros artistas, como en el caso de las calaveras de José Guadalupe Posada, o para hacer creaciones conjuntas, como una silla tejida en cuero de res, hecha al alimón con Oscar Hagerman, o una serie de gorros con iniciales, en conjunto con Abril Salgado.

"Los materiales son muy delicados, tienen su tempo", explica el pintor, que está convencido de que los artesanos son quienes mejor lo entienden.

En cambio, "los artistas jugamos más con los materiales, y eso a veces no es bueno; jugar te lleva a veces a que los resultados no sean buenos". Agrega: "Cada material tiene sus limitaciones y ellos las conocen muy bien y sus quemas son perfectas, y sus vidriados son perfectos, porque tienen toda una tradición detrás, todo un aprendizaje. En cambio, los artistas somos un poco más chocantes, porque deseamos hacer cosas nuevas, más pretenciosas también".

Toledo también ha desarrollado piezas con vidrio y con herrería. Con motivo del Bicentenario de la Independencia de México, realizó un vitral para el auditorio de la Unidad de Posgrado en Economía de la UNAM, por invitación del ahora fallecido arquitecto Ricardo Legorreta.

Se trata de 13 discos de vidrio de diferentes diámetros, que implicaron construir un empalme de dos discos de vidrio soplado, que en su parte media encapsulan una composición hecha con mica recortada, cobre laminado y aplicaciones de color y texturas; para ensamblar luego cada conjunto con la técnica de fusionado de vidrio.

Un par de años después creó el vitral central de la capilla del antiguo Convento de San Pablo, en Oaxaca, y hacia principios de 2015 unos barrotes gruesos de cristal para una de las ventanas del Convento de San Pedro y San Pablo. Las tres piezas se realizaron con la colaboración del taller de vidrio Studio Xaquixe, ubicado desde 2002 en San Agustín Etla, cercano al CaSa.

Respecto a su trabajo de forja artística, efectuado con los maestros herreros Christian y Eric Méndez Chávez, en 2012 diseñó las rejas para las puertas de la Fundación Harp Helú, así como para el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca. Las primeras utilizan el símbolo de una fl or que el maestro vio en un bajorrelieve maya en Yaxchilán, y las segundas emulan hileras de alacranes.

Su trabajo más reciente son las rejas interiores de la mezcalería Expendio Tradición, en la esquina de Reforma y Munguía, en el centro de Oaxaca (Obras 514). Respecto a la mezcalería, Francisco Toledo comenta: "Fui a visitar el lugar, a tomar las medidas. Primero se hizo una reja de madera y después pasamos a la herrería, que creo que salió más o menos bien. Aunque si tuviera que rehacerla, a lo mejor la hago un poco menos gruesa, a lo mejor en otro color, o aplicando hoja de plata... Siempre hay otras posibilidades".

Expresa: "Haces una pieza y después de un rato de estarla viendo te aburres y dices bueno, se podría haber hecho así, o cambiarla y hacerla de otra manera... No sé. Se cansa uno pronto, al menos yo, de lo que hago". Con una vida de siete décadas y media, los ojos de Francisco Toledo se antojan melancólicos y quizá algo cansados. De pronto algo lo hace reír y toda su expresión cambia. Es momento para preguntarle sobre el vínculo entre la identidad de un lugar como Oaxaca o la del país, y las obras que él diseña.

"Hay una sensibilidad oaxaqueña si se quiere, o de ciertas regiones de Oaxaca, porque yo vengo de una zona del Istmo de Tehuantepec donde, sobre todo, hay gente que canta, tríos, bandas y compositores", explica.

"Pero yo no saqué eso, más bien la otra parte de la cerámica, aunque la vine a aprender ya grande, y ni he aprendido siquiera, pero bueno, le hacemos la lucha".

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