De acuerdo con la especialista de Herman Miller, estos elementos han promovido que se reduzca el número de metraje requerido en las oficinas, de 3.5 a 1.5 m2 por usuario.
La panelería está en desuso
Otra transformación tiene que ver con los paneles o mamparas, que con la influencia del trabajo colaborativo fue bajando de altura hasta desparecer.
Además de consumir espacio, el uso de paneles provocaba que el aire no fluyera tan libre y se acumulara polvo.
Ahora la tendencia es eficientar el espacio con áreas colaborativas, incluso lugares no asignados. “Esto permite ahorrar mucho metraje en escritorios, al tiempo que ampliar zonas comunes e integrar elementos como sillones o puffs que aportan confort y flexibilidad al entorno corporativo”, comenta Agati.
Más allá de la ergonomía
En cuanto a las sillas, la ergonomía ha sido profundizada, con posibilidad de cambiar la altura y con mecanismos cada vez más inteligentes (se autoajustan de acuerdo con el peso y corporalidad del usuario).
Antes existían tres estaciones, ahora con un enfoque más residencial y colaborativo, lo que se busca es que las personas cambien de postura, puedan moverse más y con distintos tipos de altura, pueden existir hasta 30 tipos de elementos, cada vez más variados: cubiertas, mesas, sillas, sillones, salas de juntas, videoconferencia, etcétera.
Asimismo, algunos fabricantes de alfombras procuran que éstas no tengan compuestos tóxicos; incluso, si llegan a quemarse, no emitan gases que afecten la salud ni la atmósfera. Lo mismo ocurre con los plafones, los cuales, además, tienen la ventaja de aportar acústica al espacio.
La salud de los usuarios no solo involucra la ergonomía, también la acústica. De ahí la importancia de que los espacios corporativos resulten confortables para trabajar.