Su trabajo en el hotel va de acuerdo con la transformación del interiorismo, que ha pasado a ser un elemento que brinda sensaciones e influye de manera directa en el bienestar de los usuarios; “antes se pensaba que el interiorismo era sólo decoración, que ayudaba a que los espacios debían tener cosas bonitas. La idea ha cambiado, la mutación que se hizo fue un proceso natural hacia las experiencias”, comenta la diseñadora.
Y agrega que ahora se crean interiores que no sólo se centran en la comunicación visual o táctil, sino otras formas de transmitir a través de todos los sentidos; “si estás incómodo, no tienes luz suficiente para leer, si tu silla provoca que te duela la espalda… eso hace que tu ánimo no sea el mismo, que no estés contento en un lugar y esto repercute en tu ánimo a lo largo del día”.
Con esta ideología seleccionó los factores que podrían ser percibidos como un viaje a los ochenta y que representarán al famoso personaje de La Mujer Maravilla, con quien la arquitecta tiene una relación personal.
“Yo siendo una niña que creció en los ochenta, obviamente era mi ídolo, era mi heroína, yo quería ser Wonder Woman, en esta veneración que yo tenía por ella, disfrazarme de ella y conocer esta sensación de los espacios, por eso fue muy importante para nosotros en el estudio comunicar eso, que sintieras esa vibra”, explica Penélope de la Madrid.
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