Primero: el gobierno con su decisión de quitar el subsidio a desarrolladores inmobiliarios, por supuesto provocó que estos no se interesen en el desarrollo de la vivienda barata, por lo tanto, la balanza de la nueva oferta de vivienda está inclinada hacia los segmentos residencial y residencial plus en adelante, es decir, en inmuebles a partir de los 5 millones de pesos.
¿Por qué? Porque obviamente son los inmuebles que generan mayor retorno de inversión, aunque sea más a largo plazo, así es que los precios suben y suben como espuma generando burbujas inmobiliarias precisamente como en la zona que comencé mencionando (Polanco) lo cual nos lleva al segundo punto: hay mucha competencia de inmuebles en estos segmentos de propiedades que van dirigidos a no más del 10% de la población mexicana, así es que ¿qué creen? ¡Todos van por el mismo (y pequeño) nicho de mercado!
Tercero: ese mercado es cada vez más exigente e informado, lo cual retrasa la toma de decisión en la compra. Hoy un posible comprador lo sabe todo del propietario, agencia inmobiliaria y hasta la reputación del asesor antes incluso de visitar la propiedad, de manera que prevalece el reto latente de entender más allá del por qué la gente se enamora de la zona donde decide invertir: ¿será por el estilo de vida que ofrece? ¿por la comodidad y cercanía a servicios? ¿quizás tan solo por la exclusividad que promete?
Es nuestro deber como propietarios o intermediarios, recordarles el por qué les interesa invertir. Un ejemplo de esto es el mercado estadounidense y su explosión de inversión en el sureste mexicano, especialmente la Riviera Maya: Somos el lado inmobiliario más divertido del muro.