De los protocolos, densidades y separación del personal, tras el cierre total de actividades producto de la jornada de sana distancia, el reinicio de actividades estableció cambios profundos.
Tomando como punto de referencia la Norma 035, desarrolladores, arquitectos, responsables de gerencia de construcción y una amplia red de distribuidores, surfean una ola de transformaciones en la manera que se construía hasta hace unos meses.
Las variables dirigidas a evitar contagios plantean un paradigma para las constructoras, dado que además del control sanitario, se deben cumplir los puntos específicos de los contratos de construcción respecto al tiempo, precio y calidad.
Es una tendencia que va de proyectos pequeños hasta obras de gran dimensión para garantizar el cumplimiento de los prospectos financieros, a través del adecuado control de costos.
Un elemento que ha sido fundamental en esta transformación es la tecnología y las políticas con las que las empresas plantean un escenario de bienestar en el personal, en este caso el de la edificación.
Con anterioridad, algunas constructoras habían atendido el impacto psicológico y la salud mental de los trabajadores. Sin embargo, ahora el bienestar de los empleados de la edificación todo va más allá.
El modelo encontró en la edificación pre conceptualizada, mediante el diseño BIM (Building Information Modeling), la base para integrar distintos formatos de edificación.
Es así que en la misma manera que el trabajo remoto hizo posible mantener la operación de múltiples empresas, en la construcción se instrumentaron medidas para reducir hasta 45% el número de trabajadores permanentes en la obra.
La forma de lograrlo fue generar una reingeniería de los procesos de edificación, al trasladar áreas como la fabricación de cortes, cubiertas y distintos elementos a talleres alternos, para ser colocados una vez que es requerido en el lugar.