La pandemia nos deja varias lecciones en lo urbano:
- Es posible disminuir drásticamente la movilidad aprovechando la tecnología (home office), se debe incorporar un modelo de educación a distancia, de educación superior hasta ir descendiendo a niveles de educación básica. Ésta particularmente debe irse dando, fortaleciendo la infraestructura digital.
- Fortalecer el nivel educativo (sin dependencia de los sindicatos), reduce viajes, evita contagios, sin pretender eliminar el contacto entre los educandos, pero con mejores educadores.
- La planeación de sistemas de salud deberá cambiar drásticamente, los sistemas deben ser regionales y metropolitanos, deben considerar la vulnerabilidad de la población por regiones y, sobre todo, cumplir con estándares internacionales.
- Los aeropuertos deberán tener forzosamente áreas de atención médica y contar con medios de traslado de pacientes que habiendo viajado tengan problemas de salud que requieran estabilización inmediata.
- Deberá replantearse el uso de recursos naturales, el agua y su infraestructura, no solo de captación, distribución, tratamiento y reúso (la debilidad de esta área vital tiene que atenderse en forma urgente), la falta de agua de calidad será causa de graves problemas en el futuro inmediato. La visión del uso del agua agrícola es indispensable.
La planeación postpandemia exige revisar las formas de producción y el costo ambiental.
Hemos pospuesto en la planeación la urgente necesidad de incorporar el esquema de “economía circular” con cero desperdicios.
Hoy más que nunca se requiere modificar la densidad poblacional: ciudades compactas, policéntricas y resilientes son la única opción.