El turbulento entorno empresarial causado por la evidente desaceleración económica y la “nueva normalidad pandémica” está sacando a flote la pericia, y perspicacia, de varias empresas que buscan seguir vigentes en la limitada actividad económica y que, en algunos casos, son conscientes que la filosofía de “ahorros centaveros” o “victorias rápidas” los coloca de inmediato en el ojo del huracán.
No siendo esto suficiente, la responsabilidad del desarrollo y crecimiento del sector se está dejando recargado hacia el sector privado, el cual debe asumir la totalidad de los riesgos que implica la ejecución, operación, mantenimiento y conservación de las obras.
Bajo este escenario poco alentador, y que deja en desventaja a los jugadores del sector privado, un cambio de mentalidad y una visión más estratégica para lograr blindar sus intereses en la participación de proyectos, es más que necesaria.
Teniendo esta sensibilidad del sector en el país, he definido tres líneas de acción que permiten gestionar los riesgos que representa la ejecución de obras de construcción e infraestructura, blindando los intereses de los diferentes interesados
1. Diagnóstico: entender realmente los riesgos a los cuales se estará expuesto durante la ejecución de algún tipo de proyecto le permitirá tomar acciones claras y precisas sobre cómo actuar. Tener una visión 360 del impacto económico y reputacional del mismo permitirá delinear la mejor estrategia de gestión.
Muchas veces el afán de la licitación hace que las empresas no cuestionen ni se asesoren correctamente sobre sí las coberturas y garantías solicitadas por un tercero realmente son las que se necesitan para cubrir los intereses de las partes.
2. Calibración: una vez teniendo claridad de las características del riesgo y el posible impacto que tendrá en el proyecto y su organización, se hace indispensable establecer una estrategia hibrida que balancee el costo / beneficio de un plan de respuesta efectivo, contemplando medidas operativas, administrativas y financieras para mitigar y transferir impactos negativos; dentro de éstas medidas se resaltan: validación de la constructabilidad y coeficientes de seguridad del diseño, contratos mejor estructurados con límites de responsabilidad claros y cláusulas balanceadas, esquemas de contratación de co responsabilidad con manejo de incentivos, monitoreo constante de precios de materiales “commodities” para actualizar precios unitarios, entre otros.
Una vez validada la existencia e implementación de algunas de las medidas mencionadas, se pueden responder parcialmente a preguntas como ¿qué tanto riesgo puedo retener?, ¿cuál debe ser realmente el límite a asegurar? y ¿cómo puedo reducir el valor de las primas sin quedar tan expuesto? Sin embargo, es recomendable complementar cuantitativamente la respuesta mediante la incorporación de soluciones matemáticas que permitan determinar la estructura óptima de financiamiento de riesgos.