Aunque dichos objetivos están vinculados entre sí, el ODS 11. Ciudades y Comunidades Sostenibles orienta su propósito en específico hacia las zonas urbanas, con el fin de lograr mayor inclusión, resiliencia y mejores condiciones para el crecimiento y movilidad sostenible de las ciudades, de forma que deben emprenderse acciones para atender las crecientes necesidades de la población desde el enfoque urbano.
Entre sus principales desafíos, las ciudades deberán hacer frente al crecimiento de sus territorios, en donde la acelerada urbanización ha dado como resultado el incremento en el número de habitantes que viven en condiciones carentes de infraestructura y con servicios públicos ineficientes, situación que ha ido degradando las condiciones de bienestar social y ambiental del entorno.
De acuerdo con datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el 54% de las personas en el mundo viven en zonas urbanas y se prevé que para 2050 dicha proporción aumente hasta el 67% (ONU, 2019). Actualmente las ciudades son responsables del 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a nivel mundial, en donde 9 de cada 10 residentes citadinos se encuentra expuesto a índices de contaminación atmosférica 2.5 veces superiores a los establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2019).
Asimismo, las ciudades son responsables de un uso intensivo de la energía, con un margen de consumo de hasta un 80% del total de la electricidad generada a nivel mundial (IEA, 2020). Esta situación plantea un escenario que demanda acciones concretas para mejorar las condiciones de desarrollo de las ciudades y la forma en la que se gestionan sus recursos y necesidades a largo plazo.
En el caso de México, el 78% del total de la población habita en tan solo 383 ciudades, las cuales se concentran principalmente en la zona centro del país. Se estima que para 2030 dicho porcentaje podría alcanzar hasta un 83% (GIZ, 2021). En este sentido, las ciudades mexicanas son responsables de la generación del 70% de las emisiones de GEI (GIZ, 2021). Las principales zonas urbanas centran gran parte de sus problemáticas en temas de movilidad y gestión vehicular; en la Zona Metropolitana del Valle de México, por ejemplo, los sistemas de transporte urbano son el mayor generador de emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx) con el 18.5% y responsables del 50% de las emisiones de partículas PM10 y PM2.5 (SEDEMA, 2018).