En la arquitectura del paisaje, las mujeres han tomado un papel fundamental, impulsando prácticas que regeneran el entorno en lugar de imponerse sobre él. Así como la flora nativa es clave para restaurar ecosistemas y conservar la biodiversidad, la presencia femenina en este ámbito ha traído consigo una mirada más integral, donde la sustentabilidad y la sensibilidad hacia el entorno van de la mano con la innovación y la funcionalidad. No ha sido un camino sencillo.
Las mujeres en la disciplina del paisaje

Durante años, el diseño del paisaje estuvo dominado por enfoques rígidos que favorecían lo ornamental sobre lo natural. Pero la insistencia de muchas mujeres ha abierto paso a una manera distinta de entender la relación entre la ciudad y la naturaleza. Me gusta recordar el trabajo de mujeres como Gertrude Jekyll ( Inglaterra, 1843-1932), una de las pioneras del movimiento naturalista en paisaje, o el de Beth Chatto (Inglaterra, 1923-2018), quien puso la idea de “la planta correcta en el lugar correcto” en el discurso paisajístico. Otra de mis grandes inspiraciones es Rosa Grena Kliass (Brasil, 1932), la llamada “paisajista rebelde” quien es considerada la madre de la arquitectura de paisaje en Latinoamérica, gracias a sus intervenciones en escala urbana.
Desde la regeneración de suelos hasta la restauración de ecosistemas urbanos, el trabajo de mujeres en paisaje ha demostrado que el conocimiento profundo de la flora local devuelve el equilibrio a espacios que habían sido ignorados o degradados. Las plantas nativas tienen una cualidad extraordinaria: resisten, se adaptan y prosperan en los suelos más desafiantes. Esta resiliencia natural encuentra un eco en la historia de las mujeres que han transformado disciplinas, desafiando las barreras que durante años limitaron su participación.
En México, mi trabajo actual se centra en el uso de comunidades de plantas en espacios públicos, privilegiando especies que requieren menos agua, fortalecen el suelo y atraen polinizadores. El trabajo creativo da un mensaje: y en paisajismo es claro que las soluciones basadas en naturaleza son una respuesta a la crisis climática.
La relación entre las mujeres y la naturaleza no es casualidad. A lo largo de la historia, han sido guardianas del conocimiento botánico, impulsoras de la agricultura y defensoras de territorios. Hoy, su presencia en la arquitectura del paisaje es una extensión de ese legado, se enfrentan a retos similares a los de la flora nativa: demostrar su valor en entornos hostiles, resistir los intentos de desplazamiento y seguir creciendo a pesar de los obstáculos. En ambos casos, la clave no está en adaptarse a la fuerza, sino en transformar el paisaje para que la vida pueda florecer.
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Nota del editor: Fernanda Rionda es Presidenta de la Sociedad de Arquitectos Paisajistas de México (SAPmx), Directora y fundadora del despacho de paisaje Jardín Sustentable. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente a la autora.
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