Casas inteligentes, revolucionarias como la llegada del foco
Justo este enero se cumplen 134 años de que a Tomas Alba Edison se le concedió la patente de la bombilla eléctrica. Como homenaje y a modo de ejercicio mental me gustaría imaginar cómo fueron los primeros años de vida de este invento. Debemos recordar que antes del uso de la bombilla se usaban las lámparas de aceite, iluminación basada en gas y velas. Tanta era la dependencia a este tipo de iluminación, que de hecho las acciones de las empresas de gas cayeron un día después de que Edison anunciara que iba a trabajar en la bombilla eléctrica.
Pienso en la renuencia de un cliente cuando le ofrecían la electricidad como una nueva forma de iluminar su casa: tenía que pasar cables por toda la propiedad, era posible que ocasionara un incendio si no se tenía cuidado, cuando algún foco se fundía se compraba a un distribuidor especializado, no se sabía si el flujo de electricidad iba a ser constante, no se tenía control sobre el precio de la electricidad y de las bombillas. Todos esos argumentos en contra, en cambio los argumentos a favor de conservar el status quo eran muy fuertes y sólidos, era una iluminación probada por siglos: fácil de encender y apagar. Parecía más segura que la nueva opción, se sabía que los precios del aceite, gas y velas eras relativamente estables. Cuando se acababa una vela o necesitaba una refacción para la lámpara de aceite cualquier tienda tenía la parte necesaria, así como hoy en cualquier supermercado se compra un foco. Pero hace 134 años las cosas eran justo al revés.
Entonces ¿Por qué cambiar a una tecnología como la iluminación eléctrica? Bueno, básicamente la luz es más uniforme, pero este argumento por sí solo no es suficiente. Además está la comodidad: saber que se tiene que presionar un solo botón para encender la luz o para apagarla, con una seguridad que los elementos como el agua o el aire no van a ser una molestia en el proceso. Este argumento solo –la comodidad- fue suficiente para que finalmente se impusiera esta tecnología, fue hasta después que surgieron muchas más aplicaciones para la electricidad domestica: lavadoras, refrigeradores, televisión y radio.
Algo así pasa con la nueva tendencia a automatizar las casas, parece que no tiene muchos argumentos a favor pero si se ve de cerca tiene el más poderoso de todos; a esto hay que agregar la comodidad, el ahorro de energía y la seguridad. Esto hace que sea fácil imaginar que una casa inteligente será un estándar, donde no sólo la iluminación, sino el audio, el video, la temperatura sean controlados por dispositivos inteligentes que nos ayuden a estar más cómodos. Podemos imaginar a una casa inteligente como un procesador, y nosotros mismos somos la información que la casa debe procesar según nuestras necesidades, según nuestro comportamiento la casa debe medir, procesar y actuar.
Cualquiera diría que no es necesario un interruptor inteligente que es varias veces más costoso que un interruptor normal, pero un interruptor que es parte de un sistema inteligente no sólo enciende o apaga, además crea ambientes, ahorra, atenúa, monitorea; en conjunto es información y comodidad. Y al igual que hace 134 años, este argumento está por encima de cualquier otro.
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* Business & Knowledge Developer Latino América de Bticino; cuenta 10 años de experiencia en la industria de electrónica automotriz y de consumo, además de que ha laborado en 3 continentes y más de 15 países.