Las conurbaciones se convirtieron en ciudad
Si consulta la información oficial sobre la población de las grandes zonas metropolitanas del país se sorprenderá al ver que el número que aparece es la suma de la ciudad central y la de sus municipios ‘conurbados’. Sin embargo, la mayoría ignora que este número no revela que en muchos casos los municipios se han transformado en verdaderas ciudades cuya población supera a la de la ciudad central, como es el caso del valle de México.
No se menciona que del total el Distrito Federal tiene 8,851,080 habitantes y el Estado de México 11,265,762 (censo 2010), sobre todo en sitios con crecimiento poblacional explosivo como Chimalhuacán, Coacalco, Ixtapaluca, Atizapán y Ecatepec, los cuales ya no son municipios conurbados, sino verdaderas ciudades periféricas de entre 200,000 y 1.6 millones de habitantes.
En una primera etapa esa expansión incluyó la conurbación con municipios. En la segunda, algunos municipios se transformaron en ciudades periféricas, que aún no se reconocen como tales y que han creado una zona metropolitana policéntrica, que es común en Latinoamérica. En el valle de México se tiene una tercera etapa, en la que la integración ya no es física, sino de relaciones estratégicas con las zonas metropolitanas de Toluca, Cuernavaca y Pachuca, que en conjunto suman 23.5 millones de habitantes, 20.9% del total nacional.
El nuevo fenómeno se ha definido con términos como metrópoli-región o megaurbanización policéntrica, como lo mencionó el Dr. Adrián Aguilar, del Instituto de Geografía de la UNAM (Las mega-ciudades y las periferias expandidas. Santiago, EURE v.28 n.85, dic. 2002). Esa expansión, con características diferentes, se ha dado también en continentes como Europa y Asia.
En México se ha desarrollado en otras zonas metropolitanas, pero no con la intensidad de la del valle de México, como en Monterrey, Puebla y León, que se han integrado con Saltillo, Tlaxcala y Silao, respectivamente. Sin embargo, hay zonas metropolitanas que por su posición estratégica pueden consolidarse en una megaurbanización policéntrica, como Querétaro, León, Aguascalientes, San Luis Potosí y Zacatecas, que suman 4.8 millones de habitantes.
La evidencia de éstas y otras zonas metropolitanas confirma que en México hay una expansión policéntrica, integrada por medio de redes viales y con límites físicos menos precisos entre sus centros. Esas nuevas regiones se están consolidando como los principales enclaves de los servicios más avanzados de alta tecnología, culturales, educativos, financieros, profesionales y de salud, que apoyan los procesos económicos y productivos de cada uno de los centros.
En esas regiones metropolitanas, Aguilar ha analizado dos procesos opuestos: “Una des-concentración de actividades industriales hacia las ciudades intermedias cercanas… y una marcada tendencia de aglomeración de actividades terciarias en la ciudad central”. Además de las regiones ya consolidadas, esos procesos nece-sariamente se tendrán que realizar en otras zonas metropolitanas del país.
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*Arquitecto e investigador de temas de urbanismo