Procesos en planta tratadora de Aguas residuales permite agua limpia
La operación de la Planta Tratadora de Aguas Residuales (PTAR) de la frontera de Sonora comprende diversos procesos, mayormente biológicos y de mecánica del suelo, que permiten lograr un agua reciclada técnicamente limpia.
De acuerdo con el coordinador del Proyecto Integral de Mejoramiento del Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento (Pimaas), Humberto Hernández Aguilar, son cuatro etapas de tratamiento de los volúmenes de drenaje, realizadas en lagunas.
Según el proyecto avalado por la Comisión de Cooperación Ecológica Fronteriza (Cocef), la infraestructura opera en un terreno de 200 hectáreas, localizado al sur de esta ciudad, en las inmediaciones del desierto de Altar.
Indicó que la primera etapa es el proceso anaerobio, el cual se realiza en una laguna de cuatro metros de profundidad y miles de metros cuadrados de superficie, mediante un proceso de degradación de los contaminantes (sólidos disueltos) en dos fases bien definidas.
El investigador mencionó que en la primera fase intervienen bacterias anaeróbicas productoras de ácidos que atacan los contaminantes orgánicos y los transforman en compuestos más simples.
En la segunda fase, las bacterias, además de algas, hongos y protozoarios utilizan esos compuestos simples y producen gas metano, bióxido de carbono y otros productos más degradados.
En esta primera etapa intervienen bacterias autotróficas, heterotróficas, protozoarios y hongos, además de algas de los géneros Chlamydomonas y Pandorinas.Con
Enseguida, el agua y los compuestos orgánicos fermentados en la etapa primaria, pasan mediante una interconexión a la segunda etapa, la cual se denomina proceso facultativo y se realiza en otra laguna a cielo abierto, dijo.
Indicó que en esta laguna facultativa de dos metros de profundidad intervienen igualmente microoganismos en dos niveles del agua, pues en el estrato superior ocurre una simbiosis (relación biológica interactiva) entre bacterias aeróbicas y algas.
Mediante el proceso de fotosíntesis, las algas liberan el oxígeno que necesitan las bacterias aeróbicas heterotróficas para descomponer los contaminantes en compuestos solubles y bióxido de carbono.
Además, en el estrato inferior de la laguna, donde no logra penetrar la luz solar, el proceso lo realizan las bacterias anaeróbicas, las cuales completan la descomposición iniciada desde la laguna anterior.
Entre las bacterias que intervienen se encuentran Seudomonas, Zoogloea, Achromobacter, Flavobacter, Nocardia, Mycobacter, Nitrosomonas y Nitrobacter, además de algas Euglena, Phacus, Chlamydomonas, Eudorina, Chlorelia y Volyox.
Después sigue la tercera etapa, llamada proceso de maduración 1 y 2, en lagunas con 1.5 metros de profundidad, y donde ocurre un proceso similar al de las lagunas facultativas, sólo que el proceso aquí es completamente aeróbico, es decir, con producción de oxígeno mediante la fotosíntesis con la presencia de algas.
En estas lagunas la penetración de la luz solar es hasta el fondo, y también se les denomina de pulimiento, ya que en ellas es donde se elimina la mayor carga bacteriana debido a la presencia de oxígeno.
Afirmó que a la salida de la última laguna de maduración, la calidad del agua permitiría usarla para riego agrícola, pues cumple con los requerimientos de la Norma Oficial Mexicana NOM-001-Semarnat-1996. En la etapa final o cuatro, llamada de infiltración, el agua es depositada en lagunas que permiten su filtración al subsuelo, con lo cual se remueven los contaminantes que restan debido a la acción de filtro y a la presión osmótica del suelo.
Actualmente, comentó, en la PTAR son tratados un promedio de 380 litros por segundo de aguas procedentes del drenaje de esta ciudad, que llegaron a convertirse en mil 200 durante la temporada de lluvias del verano de 2013.
Además, Hernández Aguilar observó que la infiltración de agua con calidad de potable es posible debido a la combinación del tratamiento que se le realiza a los volúmenes de drenaje en las lagunas de la PTAR, con el tipo de suelo arenoso existente en la región.
"Desde la laguna de infiltración el agua desciende 22 metros hasta llegar al acuífero subterráneo, y a esa profundidad el suelo es un filtro natural que elimina todas las impurezas y las bacterias", detalló.
Comentó que varios investigadores estiman que el subsuelo del desierto de Altar es especial y actúa como un filtro, pues los granos de arena tienen un diámetro de 3 milímetros, que si fuera mayor o menor no cumpliría con el propósito.
En ese sentido, el agua reciclada vuelve a ser potable cuando, tras trasminarse por las capas del suelo, llega finalmente al acuífero subterráneo, por lo que no es posible entubarla y reusarla, sino que el reuso puede lograrse a través de las perforaciones tradicionales de pozos.