Bienal de Arquitectura Mexicana, estímulo a la creatividad de los jóvenes
Nota del editor: Esta columna se publicó originalmente en la edición 528 de la revista Obras , '100% neutra: construcción global', correspondiente a enero de 2017.
(CIUDAD DE MÉXICO) – La publicación de las obras participantes en las bienales XIV y I de jóvenes arquitectos, que organizó la Federación de Colegios de Arquitectos de la República Mexicana (FCARM), constituye una visión sinóptica de la evolución de la arquitectura en México.
Durante 30 años, la bienal se ha consolidado y ha ganado tanto calidad como participantes. Comenzó con pocas obras, ante el temor de la mayoría de los arquitectos por mostrarlas a escala nacional. La calidad, salvo en algunos casos, era muy dispareja y, en muchos casos, mala. Hubo categorías declaradas desiertas porque no tenían obras de calidad.
OPINIÓN: La captación de plusvalías alternativas
En la bienal —como en todo— el paso del tiempo y la perseverancia han rendido frutos. Durante décadas se tuvo una "Barraganitis aguda" que influyó en muchos arquitectos que replicaban un repertorio muy reconocido, pero limitado, que no les permitió evolucionar y los mantuvo copiando sin aportar.
En el otro extremo había arquitectos que —con el pretexto de ser modernos y con deplorables resultados— copiaron el high-tech ajeno, imaginando que así se premiarían obras que tenían un desprecio evidente por las características, la cultura y el medio ambiente nacional.
Aun así, he tenido la oportunidad de participar como jurado en varias ediciones y he sido testigo de avances considerables.
OPINIÓN: La captación de plusvalías, un beneficio para las urbes
El primer logro es el aumento y la diversificación de los arquitectos que se inscriben. Lo que empezó con la participación mayoritaria de obras y figuras de la Ciudad de México, y de otras ciudades, se ha modificado con el creciente número de obras de todos los Colegios, y se ha reflejado en los premios obtenidos por arquitectos que eran prácticamente desconocidos.
Otro aspecto significativo es que las bienales han revelado que la mayoría de las obras son desarrolladas de forma colectiva. Afortunadamente se ha deteriorado tanto el mito del creador solitario, que finalmente la realidad se ha impuesto, y muchos premios han distinguido el trabajo de grupos de arquitectos.
OPINIÓN: No es lo mismo una ciudad bella que una embellecida
Uno de los casos notables es lo que se puede denominar como la "escuela" de Yucatán. Desde la II bienal el grupo de arquitectos yucatecos ha estado presente, obteniendo numerosos premios en cada evento. Lo mismo ha ocurrido con grupos de otros estados como Aguascalientes, Jalisco, Puebla o San Luis Potosí.
Otro mérito de este libro es la premiación de obras de arquitectos jóvenes, por lo que constituye un reconocimiento a su trabajo. En las bienales ha sido constante el aumento en la calidad de los proyectos, de las obras y del diseño de interiores.
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Aunque en muchas obras ayuda el tamaño y las enormes inversiones; en otras, con presupuestos reducidos, sorprende la calidad de su diseño. Lo que demuestra que aunque se derroche tamaño y recursos, consigue más el talento que el dinero.
Todos esos avances han sido estimulados por las bienales, y especialmente por la FCARM, que representa a todos los arquitectos en México, y que con este valioso libro promueve la iniciativa y creatividad de los jóvenes.