Luego de que se diera a conocer su muerte, varios intelectuales del sector, a través de redes sociales, lamentaron su pérdida; “Tengo el corazón roto. Es una gran pérdida. Él era muchas cosas. Él era un escritor sumamente talentoso, astuto y mordaz. Escribió con fuerza moral sobre grandes ideas y sobre la experiencia granular de la vida al nivel de la calle”, escribió en Twitter el crítico de arquitectura del New York Times, Michael Kimmelman.
Mientras que Blair Kamin, crítico del Chicago Tribune, anotó: “Si uno estuvo de acuerdo o no con Michael Sorkin no importó al final. Fue un gran crítico activista: intrépido, sin miedo a desafiar la sabiduría recibida o figuras poderosas y, debido a su ingenio y perspicacia, un placer de leer”.
Sorkin estudió la licenciatura en la Universidad de Chicago y posteriormente dos maestrías: una en arquitectura en el Instituto Tecnológico de Massachusets (MIT); y la segunda en inglés en la Universidad de Columbia. En la década de los ochenta fue crítico de arquitectura en The Village Voice.
También fue copresidente del Instituto por el Diseño Urbano y Vicepresidente del Foro de Diseño Urbano en Nueva York. Además, fue un profesor distinguido de arquitectura y director del programa de posgrado en diseño urbano del City College en Nueva York. Igualmente fue editor en jefe de Investigación Urbana (UR).
En 2009 y 2010 fue miembro de la Academia Americana de las Artes y Ciencias, en 2010 ganó el Premio de Arquitectura de la Fundación Graham; tres años después recibió el reconocimiento de Mente diseñadora del Premio Nacional de Diseño, y fue miembro en el campo de la planificación y diseño de arquitectura de la Fundación John Simon Guggenheim en 2015.