Michael McKinnell hizo de su primer obra como arquitecto su gran emblema. Él no comenzó con pequeñas construcciones que evolucionaron hasta encontrar un estilo, ni experimentó con distintos materiales para encontrar sus favoritos. Desde el primer diseño y edificación que realizó, a sus 25 años, de la mano de su profesor de maestría, Gerhard Kallmann, sabía perfectamente lo que haría y continuaría realizando el resto de su vida. Así, fue como hizo el memorable Ayuntamiento de Boston.
La obra brutalista ha sido blanco de críticas negativas y positivas que lo han posicionado como uno de los edificios más importantes de Estados Unidos; tanto, que fue considerado en uno de los “logros más orgullosos de la arquitectura estadounidense durante los primeros 200 años de nación”.
Publicidad
Ayuntamiento de Boston.(STAN HONDA/AFP)
Está elaborado completamente por concreto, material predilecto del arquitecto. “Si hubiera podido, habría hecho hasta los enchufes de concreto”, dijo en 2009 en una entrevista al libro Heoric. La razón es que “fue un material que podía hacer mucho y se podría ver mucho. Podría ser la estructura, el revestimiento. Podrían ser los pisos y las paredes”, agregó.
Su obra cumplió 50 años en 2019, pero no ha sido concluida. O así lo consideró McKinnell. En una entrevista dada al Boston Globe en 1969; “Este no es un edificio donde el patrón está congelado, donde si mueves un detalle lo arruinas todo. El proceso de gobierno democrático es el signficado del Ayuntamiento. Nunca debería estar terminado”, dijo.
Pero este no fue su único edificio reconocido. Después de su éxito, elaboró proyectos con su despacho KMW Architects que fundó con Kallmann, que incluyen el Centro de Convenciones Hymes de Boston, la Academia Americana de las Ciencias en Cambridge, la Escuela de Negocios y Administración Pública de la Universidad de Washington, las sedes de empresas como Becton, Dickinson and Company, entre otros.
Embajada de los Estados Unidos Bangkok, Tailandia(Foto: KMW Architecture)
Con su despacho KMW Architectura elaboró decenas de obras en las que plasmó su característico estilo de múltiples y pequeñas ventanas, combinación de materiales cálidos y fríos como concreto y cemento, llenos de líneas simples y figuras geométricas, y que permanecerán más allá de su muerte. McKinnell falleció este 27 de marzo por complicaciones derivadas de Covid-19; tenía 81 años.
