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Una casona antigua de Valladolid busca ser un hotel 5 estrellas

El inmueble se encuentra en el primer cuadro de la ciudad fundada en 1543 y debió pasar un año de trámites ante el INAH.
jue 09 julio 2020 05:00 AM
Valladolid (Mexico)
Valladolid es la ciudad más antigua de Yucatán.

En una casona del centro de Valladolid, la ciudad más antigua de Yucatán, la Operadora Rumbo al Trópico desarrolla un hotel de lujo que busca ser punto estratégico para el turismo que quiere desplazarse lo mismo a las playas de Cancún, Riviera Maya y Holbox que a las zonas arqueológicas de Chichén Itzá, Tulum, Ek Balam o Cobá.

Esta obra, que enfrentó la suspensión de actividades en marzo, lo mismo que todas las construcciones en el resto del país, y que ahora retoma trabajos, ha impuesto retos singulares a sus artífices: desde un duro suelo de piedra caliza y la restricción de uso de maquinaria pesada hasta la tramitología y permisos ante el INAH al tratarse de un inmueble catalogado como patrimonio por ese instituto.

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En entrevista con Obras, Nacho Braga, arquitecto a cargo del proyecto, contó que las gestiones ante el INAH tomaron entre ocho meses y un año. Las restricciones consistieron en respetar todo el frente de la casona, la primera y segunda crujías, y el límite de la altura, que busca no romper con el entorno arquitectónico de la ciudad fundada en 1543.

Fernando Álvarez, responsable de la Operadora, detalló que además de las gestiones con el INAH, un comité de arquitectos en Valladolid revisó el proyecto para autorizar su construcción, así como el cumplimiento de tener un cajón de estacionamiento por cada cinco habitaciones y otro más para el personal administrativo. El hotel contará con 20 cuartos.

El hotel de la casona, que medirá 13 metros, será uno de los edificios más altos de esa ciudad, pero aún así se sujetó a los lineamientos que establecen que ninguna construcción debe ser más elevada que la catedral, y eso significa medir medio metro menos que la iglesia con una altura de 14 metros.

Para no rebasar el límite de altura, excavaron a fin de “hacer un pequeño cimiento para cuarto de máquinas, y no irnos arriba del nivel que nos permite la ciudad de Valladolid”, expresó el arquitecto Nacho Braga. Otro de los requisitos que debieron acatar fue respetar el área permeable, de absorción.

Un diseño que privilegia el paso del viento

“Se trata de una casona de estilo muy tradicional yucateco y, al mismo tiempo, contemporáneo”, detalló Nacho Braga, quien explicó que la mayoría de las técnicas de construcción empleadas han sido vernáculas. Por ejemplo, han usado chukum, un material típico de Yucatán, además de aprovechar la piedra de laja del terreno para hacer muros de mampostería (de piedra entrañada), y también han realizado pisos de pasta, típicos de Yucatán.

El arquitecto explicó que el chukum es un árbol que crece en la región, del que se extrae la corteza, la que se hierve para tener un acabado tipo cemento pero con un color y acabado singulares de la región. Para los techos planean el uso de teja francesa, empleada en las casonas tras la conquista, y que ahora comienza a ser reproducida para diversos proyectos.

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El hotel Valladolid tendrá 13 metros de altura

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El corazón del diseño es un patio central en un terreno de 10 por 70 metros aproximadamente. En ese patio también se conservó un viejo árbol de caimito, un fruto regional que además dará nombre al hotel. Desde ahí, se accede a una terraza con vistas a las torres de la catedral, también es paso al restaurante, a una área privada de oficina con jardín, y al lobby-bar, también concebido como un espacio abierto.

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Uno de los mayores desafíos en la arquitectura fue la orientación de las habitaciones, un punto clave para sortear el clima caliente y húmedo de Yucatán. En cualquier construcción de la región, “la orientación ayuda para que las habitaciones y los espacio, en general, sean frescos. Si no se cuida se tendrá un calor horrible”, explicó el arquitecto.

El reto entonces fue “buscar el noreste, la llamada ‘esquina de fraile’, de donde nos vienen los vientos, evitar el poniente -que es insoportable en cuanto a calor- dentro de un terreno que era muy angosto y largo”.

En la construcción, el tema fue el subsuelo, que “nos limitó mucho”, pues es de una piedra caliza muy dura que debió picarse de forma “artesanal” en su mayoría. Dada la ubicación del inmueble tampoco era permitido el ingreso de maquinaria pesada.

Sacando ventaja del terreno de laja, la pequeña alberca con la que contará el hotel se realizó picando una de estas piedras de laja, la que contendrá el agua, dándole una similitud a los cenotes que abundan en la zona.

La primera y segunda crujías de la casona mantendrán su construcción original tipo hacienda, donde destaca un tono rojo calizo, que se hace con cal y tintas naturales, y se aplica con brochas de henequén.

Para el resto del Hotel manejan tonos más neutros, “porque la piedra y los acabados son naturales y frescos, también típicos de la zona, y queremos que se mantenga con gamas de tonos naturales”, mencionó Braga.

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El hotel será construido en una antigua casona protegida por el INAH.

La apuesta por el sur

Braga consideró que Valladolid es una ciudad que está resurgiendo y que el Hotel Caimito puede aportar a ello, pues convive con la arquitectura de la ciudad y embona sin estropear el entorno.

Fernando Álvarez comentó que el hotel será una<<<<<< de las pocas ofertas de lujo en Valladolid, con un precio promedio de 4,000 pesos por noche. Un detalle singular es que los acabados interiores son de mármol. “Queremeos operar con cuatro estrellas. Pero la tirada es pasar a cinco estrellas” ampliando servicios y oferta de entretenimiento, además de contar con un restaurante de cocina especializada.

Operadora rumbo al trópico también es propietaria del hotel Casa Bárbara en el centro de Holbox, ahí realiza actualmente una remodelación que busca revitalizar la experiencia de sus huéspedes.

La intervención ha contemplado la apertura de ocho locales comerciales en la planta baja, con una doble altura (7 metros), 17 habitaciones y tres departamentos, todos con terrazas y vistas al exterior o al jardín interior. Aquí también emplearon chukum y azulejos de la región.

La Operadora también ha hecho alianza con la Fundación Pedro y Elena Hernández, para la comercialización del hospedaje en las estaciones biológicas de El Cuyo, donde se puede disfrutar del avistamiento de aves, sobre todo de flamencos del Caribe. Y de la estación Santa Gertrudis, próxima a abrir.

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Uno de los mayores desafíos fue la orientación de las habitaciones para sortear el clima caliente y húmedo de Yucatán.

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