La organización no gubernamental vio la luz en 1948, en la ciudad suiza de Lausana con el objetivo de invitar a los arquitectos del mundo a contribuir en la reconstrucción de los países afectados por la Segunda Guerra Mundial. A más de 70 años y en un entorno completamente distinto, la esencia del objetivo no ha cambiado: la redefinición de las ciudades post-pandemia y la recuperación del territorio, dos de las patas de un escritorio en el que José Luis Cortés despliega los planos que muestran su proyecto a ejecutar en los siguientes dos años.
El punto de partida, dice, es hacer de la arquitectura una vía para ayudar a elevar el índice de felicidad de todos los que habitan en un espacio determinado.
“Las ciudades tienen que ser más saludables, más resilientes para enfrentarse a situaciones difíciles que puedan venir en el futuro; tienen que ser más sustentables; pero también deben ser más equitativas, en donde todos podamos vivir mejor independientemente de las clases sociales… ciudades más inclusivas y seguras, y ciudades más bellas. Todo esto no está peleado con tener urbes hermosas y la arquitectura debe ayudar a hacer ciudades más bellas”, comenta a Expansión.
Cortés es arquitecto por el Tecnológico de Monterrey y Maestro en Planeación Urbana y Regional por la Academia de Bellas Artes de Copenhague, en Dinamarca, y de Estudios Avanzados de Arquitectura, Diseño de Asentamientos Urbanos y Vivienda por el Instituto Tecnológico de Massachusetts. Fue catedrático de la Universidad de Nihon, en Japón y también en las ciudades de Baroda, en la India y en Nairobi, Kenia.
De acuerdo con el líder de la UIA, vivir en estos y otros lugares del mundo permite tener la sensibilidad para conocer cuál es el potencial de tu propio país. Por ello considera que si bien México es un país muy rico, no ha aprovechado los casi dos millones de kilómetros cuadrados que integran su territorio.
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“El acelerado proceso de urbanización nos ha concentrado en la problemática de las ciudades y se nos ha olvidado el campo y de cómo aprovechar de forma óptima los recursos… Cada país, estado y municipio tiene muchos recursos subutilizados porque no conoce el potencial que tiene y siendo un país tan rico no debería haber pobreza. Hemos abandonado el campo y eso nos traerá consecuencias muy fuertes a nivel global”, plantea.
Desde su responsabilidad actual que tendrá hasta 2023, llama a todos los arquitectos a ser artífices de la transformación de los espacios, sobre todo de aquellos que han sido tomados por la inseguridad empezando con un mayor análisis a nivel urbano y regional y siempre apoyados con la tecnología.
“Si no tenemos un buen diagnóstico, no podemos hacer propuestas inteligentes (…) En los últimos años hemos perdido la brújula en cuanto a reflexionar de qué somos capaces, qué tenemos para hacerlo y hacia a dónde queremos ir... Esto no es de corto plazo y todos los países tienen qué pensar no de acuerdo a sus periodos de gobierno, si no de acuerdo al futuro que nos espera y México no está exento”.