Al MET (Museo Metropolitano de Arte, por su siglas en inglés) de Nueva York, le sobran razones para ser conocido. Tiene un presupuesto anual 320 millones de dólares, mide 195,000 metros cuadrados de superficie lo que lo convierte el enciclopédico más grande del mundo, y es uno de los 10 más visitados (más de seis millones de personas cruzan sus puertas al año).
¿Por qué es importante la participación de Frida Escobedo en el MET?
Por si fuera poco, año con año los ojos de los amantes de la moda y el arte se posan sobre él por ser el anfitrión del MET Gala, una de las fiestas más famosas de la industria. Y ahora, cada vez que las personas volteen a ver al recinto, notarán algo más: la mano mexicana de Frida Escobedo.
La arquitecta ha sido elegida para diseñar la nueva ala de arte moderno del museo; “uno de los encargos con los que sueña cualquier arquitecto es diseñar una institución de la relevancia del Met”, dijo en entrevista con el New York Times.
Aún no tiene claro cómo será la sala, pero tiene clara una cosa: “se conectará con el resto del museo, con el parque (Central Park), con la ciudad y también represente la diversidad cultural de Nueva York”.
La elección ha llamado la atención por el volumen del proyecto (contará con un financiamiento de 500 millones de dólares y 7,400 metros ciuadrados de tamaño) a una persona tan joven. También representará el proyecto más grande para Escobedo, quien tiene 42 años.
La decisión igualmente ha significado la ruptura del Met con David Chipperfield, un arquitecto especializado en museos que trabajó con el recinto desde hace siete años. Pero para Max Hollein, director del museo, la arquitecta mexicana cuenta con una voz fuerte y la visión de crear edificios contemporáneos basados en un canon moreno.
Frida Escobedo fue elegida entre otros despachos como Ensamble Estudio. SO-IL y Lacaton & Vassal, ganadores del Premio Pritzker 2021.
Este no es el primer logro internacional de la arquitecta mexicana. Hace tres años su nombre acaparó las portadas luego de encargarse de diseñar la Serpentine Pavilion en los Jardines de Kensington en Londres, con lo que se convirtió en la arquitecta más joven en hacerlo y la segunda mujer, después de Zaha Hadid.