Aunque los números del edificio son impresionantes, no son sorprendentes, ya que el espacio es uno de los 20 más grandes del mundo en su tipo y fue la gran apuesta a la modernidad cuando se construyó en la década de los sesenta.
Actualmente sigue vigente, operando al mismo tiempo que las otras tres terminales de autobuses en el sur, oriente y norte de la capital del país. Sin embargo, al ser la TAPO la más reciente y con arquitectura innovadora, se ha convertido en uno de los lugares emblemáticos de la CDMX.
Construcción e inauguración
La edificación de la terminal vino de un proyecto capitalino en el que se decidieron agrupar las 127 estaciones de autobuses existentes (una por cada empresa) en sólo cuatro, una en cada zona de la ciudad.
La de Poniente se construyó sobre los terrenos en los que se encontraba la Escuela Nacional de Aviación. Fue inaugurada en noviembre de 1978 y comenzó a operar para el público en general seis meses después.
La construcción fue toda una proeza por la innovación que traía, debido a la infraestructura en formas de anillo con alto tonelaje.
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Juan José Díaz Infante Núñez, el arquitecto de la TAPO
El autor de la obra, fallecido en 2012, siempre se refirió a su trabajo como atemporal. “No estoy en la historia porque estoy más en la ciencia que en el estilo. No estoy en una época. Mi obra ha evolucionado conforme a las diferentes estructuras que he realizado”, llegó a decir.