Al escuchar la palabra “whisky” una de las cosas que vienen a la mente es su origen escocés, pero en México quieren que esa idea cambie y se conozca que la bebida también se puede producir en el país.
Así se diseñó la primera destilería de whisky en México
Abasolo, una marca fabricante de este producto, cuenta con la única destilería de whisky en México, así que la quiere aprovechar. Quiere que la identidad mexicana del destilado quede plasmada no sólo cuando el producto llegue al consumidor final, sino desde las instalaciones del sitio en el que se crea.
La destilería
De Casa Lumbre, el destilado tiene un sello mexicano muy claro desde el maíz que utiliza 100% endémico, hasta el diseño de la botella, pasando por el sitio en el que se fabrica.
La destilería se ubica en Jilotepec, Estado de México y es un lugar que no se limita a ser un espacio industrial, sino que también tiene como objetivo ser turístico. Fue diseñado por el arquitecto Lorenzo Álvarez con la idea de que, además de ser totalmente funcional, pueda ser visitado por el público en general.
Estos dos elementos representaron un reto para el creador por ser, aparentemente, contrarios. “La complejidad del trabajo fue, que por un lado se debía crear un espacio muy industrial, pero siempre con la intención de ser visitable, por lo que el proceso debía ser visible. Que quien visitara fuera capaz de entender el proceso mirando la destilería y recorriendo sus espacios”, explica Lorenzo Álvarez.
Para lograrlo, el arquitecto usó el acero necesario para una nave de producción, pero también cristal que permite que las personas que trabajan en el interior puedan ver el campo al exterior, y que los visitantes echen un vistazo a las operaciones.
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El tercer reto para el arquitecto fue que la construcción ya existía. En la zona había edificios agrícolas y bodegas sobre las que se tuvo que edificar el resto de la destilería, en medio de un rancho de maíz; sin embargo, logró aprovechar las instalaciones como un recordatorio al uso milenario del maíz, la materia prima del whisky, agrega.
Al llegar a las instalaciones, la bienvenida la da la nave que tiene un diseño geométrico sellado en los lados por paneles de lámina de acero corten, lo que le da un color rojizo “cálido” (a pesar de ser un material frío) que se inmiscuye en el entorno de vegetación y construcciones rurales de alrededor.
Las dos caras paralelas del prisma, que funcionan como fachadas, están compuestas de cristal, lo que además de dar un vistazo a la manera en la que se produce el whisky permite dotar el interior del edificio de luz natural y ventilación.
Encima de los ventanales hay pilares de acero que forman una especie de malla y que ayudan a regular la temperatura en el sitio. Este elemento es, además, la primera muestra de identidad de la marca plasmada de forma discreta.
Lorenzo Alvarez la ideó inspirado en los silos que en la región se usaban para guardar maíz, en donde se permitiría almacenar mientras se dejaba pasar el flujo del aire, explica el arquitecto.
Aunque este edificio principal es un solo cuerpo, al centro está dividido por una entrada que dentro funciona para seccionar las zonas en las que sucede la producción. De un lado está el destilado y del otro la extracción de los componentes del maíz.
Frente a la construcción hay otro edificio con menor carácter industrial en donde hay una terraza desde la que se ve lo que sucede en la nave, así como un laboratorio de pruebas, el museo de Abasolo y distintos lugares para guardar los barriles de whisky.
El lugar está planeado para que las personas visiten las instalaciones, degusten el producto y conozcan los procesos de producción. Por el momento solo algunas cuantas han podido ir al sitio, pero se espera que en los próximos meses se abra al público en general.