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México tiene presencia en la Bienal de Venecia con arquitectura regenerativa

Dos proyectos mexicanos se presentan en la Bienal de Arquitectura de Venecia 2025 con una propuesta común, repensar la relación entre territorio y colectividad para enfrentar la crisis climática.
vie 16 mayo 2025 02:00 PM
México se hace presente en la Bienal de Venecia 2025: estos son los proyectos
Las propuestas combinan tecnología y arquitectura con el objetivo de regenerar espacios vulnerables ecológicamente.

En la edición 2025 de la Bienal de Arquitectura de Venecia, México participa con dos proyectos centrados en la regeneración ambiental y social.

Por un lado, la Escuela de Arquitectura, Arte y Diseño del Tecnológico de Monterrey (EAAD) exhibe Fostering Care Ecologies: Tech-Community Driven Living Labs (Fomento de ecologías de cuidado: laboratorios vivientes impulsados ​​por la tecnología y la comunidad), una red de laboratorios que trabaja con comunidades vulnerables.

Por otro, el pabellón nacional presenta Chinampa Veneta, una instalación inspirada en la agricultura mesoamericana que entrelaza prácticas ancestrales con reflexiones actuales sobre el diseño arquitectónico.

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Tecnología, naturaleza y comunidad: la apuesta del Tec

La propuesta del Tecnológico de Monterrey plantea una red de laboratorios que integran diseño regenerativo, tecnología y participación comunitaria para atender retos territoriales.

La iniciativa surgió de al menos cuatro años de trabajo académico y de campo, liderada por los profesores María Elena de la Torre, Carlos Cobreros y Emanuele Giorgi, y fue seleccionada como la única de origen universitario en América Latina que forma parte de la Bienal 2025.

La idea de fondo, explicaron los autores durante entrevista con Obras, es responder a los retos ambientales actuales con una arquitectura situada, capaz de entender el territorio no sólo desde una óptica técnica, sino también social y ecológica.

Alfredo Hidalgo Rasmussen, decano de la Escuela de Arquitectura, Arte y Diseño (EAAD) del Tecnológico de Monterrey, explicó que esta visión parte de reconocer que los espacios habitables no son entes aislados, sino que se insertan en sistemas complejos donde confluyen materiales, decisiones humanas y condiciones naturales. Por eso, el proyecto une tres experiencias desarrolladas en contextos distintos en Chihuahua, Jalisco y Querétaro.

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El proyecto se construyó desde el conocimiento situado y con el involucramiento directo de las comunidades.

En cada uno de estos territorios se implementaron Laboratorios Regenerativos Vivos (LRV), enfocados en problemáticas específicas.

En Chihuahua, el laboratorio busca facilitar el acceso al agua y promover emprendimientos de ecoturismo. En Jalisco, se trabaja sobre la regeneración de un río contaminado y la reactivación del vínculo comunitario con su entorno natural. En Querétaro, el objetivo es generar conciencia ambiental y prácticas responsables dentro de una reserva ecológica con alta biodiversidad.

Pero más allá de los casos concretos, los responsables del proyecto destacaron que su propuesta busca demostrar que es posible regenerar entornos dañados, y que hacerlo implica un enfoque diferente al de la sostenibilidad tradicional.

Emanuele Giorgi planteó que hablar de regeneración es ir más allá de mitigar daños, es buscar reconstruir condiciones de vida que permitan dignidad tanto a las personas como al entorno.

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Para ello, es necesario combinar saberes ancestrales, inteligencia comunitaria y recursos tecnológicos accesibles, en lugar de recurrir a soluciones estándar, dijo.

“El diseño regenerativo parte del reconocimiento de que cada lugar tiene condiciones únicas”, afirmó Alfredo Hidalgo. Desde su perspectiva, el fracaso de muchas políticas urbanas en el siglo XX provino de replicar modelos ajenos sin adaptarlos a contextos específicos.

En contraste, este proyecto se construyó desde el conocimiento específico del sitio y con el involucramiento directo de las comunidades. Por eso, en lugar de exportar un modelo único, lo que buscan es compartir principios y metodologías que puedan adaptarse en otras realidades.

Uno de los productos derivados del trabajo fue la creación de una publicación que reúne aprendizajes clave de los tres territorios. “Conversamos, sistematizamos y generamos un documento compartido que puede ser útil para otros equipos”, explicó el académico.

La idea es que el libro sirva como insumo para profesionales y estudiantes que quieran aplicar enfoques similares sin caer en la repetición mecánica de soluciones.

La participación en la Bienal representa también una oportunidad para validar el enfoque ante una comunidad global. Giorgi relató que al recorrer el pabellón principal, descubrieron que muchas de las propuestas internacionales trabajaban con las mismas preocupaciones: interpretación del territorio, recuperación de saberes locales y uso responsable de tecnología.

Escuela de Arquitectura Arte y Diseño en Palazzo Mora
Fostering Care Ecologies: Tech-Community Driven Living Labs en la Bienal de Venecia 2025.

Esta coincidencia los reafirmó en su convicción de que están alineados con las discusiones más relevantes en la arquitectura contemporánea.

Los investigadores subrayaron además el papel de la academia en estos procesos. A diferencia de los gobiernos o el sector privado, dijeron, las universidades tienen la capacidad de impulsar proyectos a largo plazo, de manera crítica y experimental.

“Nuestro rol es generar conciencia”, afirmó Giorgi, “ya sea en quienes toman decisiones o en las personas con las que trabajamos directamente”. Por eso, consideraron que el espacio académico es una plataforma privilegiada para explorar nuevas formas de habitar, que respondan al colapso ambiental, la fragmentación social y los desafíos tecnológicos por venir.

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Chinampa Veneta: una chinampa flotante frente a Venecia

A unos pasos del pabellón universitario, otra instalación mexicana parte de una lógica similar. Chinampa Veneta, la propuesta oficial del país en la Bienal, reimagina el sistema agrícola mesoamericano de chinampas como una metáfora activa frente al colapso ecológico global.

El proyecto, seleccionado por la Secretaría de Cultura y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), se despliega dentro del Arsenale con una puesta en escena en la que cada chinampa representa una etapa del proceso agrícola.

En el centro se ubica una chinampa viva, sembrada con una combinación del sistema agroforestal italiano vite maritata y la milpa mesoamericana. Al exterior, una plataforma flotante, inspirada en el Teatro del Mondo de Aldo Rossi, navega la laguna veneciana como símbolo de conexión entre culturas lacustres.

“En un mundo al borde del colapso, las chinampas nos enseñan un camino hacia el futuro”, se lee en la presentación del pabellón. Las chinampas, declaradas Patrimonio de la Humanidad en 1987 junto con Xochimilco, capturan carbono, purifican el agua y producen alimento, generando relaciones simbióticas entre los elementos del ecosistema.

Chinampa Veneta
La propuesta oficial de México en la Bienal, reimagina el sistema agrícola mesoamericano de chinampas.

Dos posturas, una raíz común

Aunque distintas en escala, autoría y formato, ambas propuestas mexicanas dialogan desde una preocupación común: el impacto de la actividad humana en los territorios y la necesidad de regenerarlos con inteligencia colaborativa.

En palabras de Giorgi, “como arquitectos no podemos imaginar que no hay soluciones. Estamos obligados a encontrarlas”.

Tanto Fostering Care Ecologies como Chinampa Veneta proponen dejar atrás el modelo extractivo de intervención urbana y avanzar hacia prácticas que integren la técnica, el conocimiento local y el respeto por los ecosistemas.

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