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Iluminación 'biodinámica', clave para adaptar los espacios al reloj biológico

La intensidad, el color y la hora que se encienden o atenúan las luces artificiales en casas u oficinas pueden favorecer o entorpecer procesos como el sueño, la alerta o el estado de ánimo.
vie 20 junio 2025 02:56 PM
La clave para descansar bien puede estar en tu lámpara: cómo usar la luz circadiana
La luz artificial que usamos a lo largo del día puede interferir o sincronizar nuestro reloj biológico.

En cada edificio, oficina o departamento iluminado con focos LED hay algo más que estética y funcionalidad. La luz también marca el tiempo interno de las personas.

A lo largo del día, el cuerpo humano sigue un ciclo natural de actividad y descanso que se regula con base en la luz que recibe.

La intensidad, el color y la hora que se enciende o atenúa la luz artificial pueden favorecer o entorpecer procesos clave como el sueño, la alerta, la temperatura y hasta el estado de ánimo.

A eso se le llama ritmo circadiano. Aunque ocurre de forma automática, su ajuste depende de señales externas. La principal es la luz.

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Adaptar los espacios interiores a ese reloj biológico es el objetivo de la iluminación biodinámica, una estrategia que ha comenzado a incluirse en proyectos de arquitectura, diseño y automatización.

Luz que se mide diferente

La iluminación biodinámica no se mide solo en watts ni en lúmenes. Para saber si una luz ayuda a que el cuerpo se mantenga despierto o a que se prepare para dormir, se usa una medida llamada Equivalent Melanopic Lux (EML).

Este indicador evalúa cómo ciertas longitudes de onda activan unas células especiales en la retina (ipRGC), encargadas de enviar señales al cerebro para regular la vigilia y el descanso.

El Libro de especificación 2025 de Construlita resume los niveles recomendados de EML según la hora del día. Durante la mañana y hasta el atardecer, la luz debe alcanzar o superar los 250 EML para estimular el estado de alerta.

Al anochecer, el nivel debe bajar a menos de 10 EML, y durante la noche no debe superar 1 EML. “Usar espectros con menor componente azul, tonos cálidos, además de reducir intensidad para no inhibir melatonina”, sugiere el texto.

Qué tipo de luz usar (y cuándo)

Además del nivel de EML, influyen otros factores. Uno de ellos es la temperatura de color, que define si la luz es cálida o fría. Las más cálidas (entre 2700K y 3000K) se usan en espacios de descanso.

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Las neutras (alrededor de 4000K) ayudan a concentrarse, por eso son comunes en oficinas. Las frías (hasta 6500K) activan la percepción y suelen emplearse en hospitales o áreas técnicas.

También es importante evitar el deslumbramiento. Un indicador llamado UGR permite medirlo. Para espacios de trabajo, se recomienda un valor menor a 19; para zonas de paso, puede ser de hasta 25.

Esto no depende solo del tipo de luminario, sino de su posición, la distribución de luz y los acabados del espacio.

Medir, visualizar, ajustar

Para verificar que el espacio está correctamente iluminado, los diseñadores usan simulaciones que convierten los datos de luz en imágenes de colores.

Estas visualizaciones permiten identificar zonas con exceso o falta de luz y ajustar el diseño antes de instalar los equipos. En México, uno de los marcos normativos que orienta estos niveles es la NOM-025-STPS.

Además, el proceso técnico no se limita al cálculo. Inicia desde el análisis del uso del espacio, el tipo de actividades que se realizarán y los horarios.

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