Adaptar los espacios interiores a ese reloj biológico es el objetivo de la iluminación biodinámica, una estrategia que ha comenzado a incluirse en proyectos de arquitectura, diseño y automatización.
Luz que se mide diferente
La iluminación biodinámica no se mide solo en watts ni en lúmenes. Para saber si una luz ayuda a que el cuerpo se mantenga despierto o a que se prepare para dormir, se usa una medida llamada Equivalent Melanopic Lux (EML).
Este indicador evalúa cómo ciertas longitudes de onda activan unas células especiales en la retina (ipRGC), encargadas de enviar señales al cerebro para regular la vigilia y el descanso.
El Libro de especificación 2025 de Construlita resume los niveles recomendados de EML según la hora del día. Durante la mañana y hasta el atardecer, la luz debe alcanzar o superar los 250 EML para estimular el estado de alerta.
Al anochecer, el nivel debe bajar a menos de 10 EML, y durante la noche no debe superar 1 EML. “Usar espectros con menor componente azul, tonos cálidos, además de reducir intensidad para no inhibir melatonina”, sugiere el texto.
Qué tipo de luz usar (y cuándo)
Además del nivel de EML, influyen otros factores. Uno de ellos es la temperatura de color, que define si la luz es cálida o fría. Las más cálidas (entre 2700K y 3000K) se usan en espacios de descanso.