Cuatro nuevos sistemas hacen construcciones sismorresistentes en la CDMX
En una ciudad sísmica, como la capital del país, se debe ir más allá de lo que marca el reglamento de construcción para garantizar edificios seguros, aseguran especialistas.
En 2024 se registraron 33,396 temblores en todo el país.(Erich Sacco/Getty Images)
Redacción Obras
En la capital mexicana, donde los edificios se levantan cada vez más altos, especialistas advierten que la seguridad estructural ya no depende solo del cumplimiento de la norma.
La innovación en ingeniería y arquitectura trazan nuevas rutas para enfrentar la actividad sísmica que acompaña a la ciudad.
Publicidad
Entre las tendencias que empiezan a transformar la construcción destacan cuatro sistemas:
-El primero es el modelado avanzado con inteligencia artificial, que permite simular miles de escenarios sísmicos y climáticos desde la planeación, reduciendo la incertidumbre de diseño.
-El segundo corresponde a los sensores inteligentes, capaces de monitorear en tiempo real el comportamiento de las estructuras y anticipar intervenciones mediante mantenimiento predictivo.
-A ello se suman materiales de nueva generación, como concretos autorreparables y aleaciones que absorben energía y recuperan su forma original, alargando la vida útil de los edificios.
-La cuarta tendencia se centra en un diseño integral, que busca que los sistemas eléctricos, hidráulicos y de evacuación continúen operativos tras un sismo.
“En la Ciudad de México tenemos una de las condiciones sísmicas más complejas del país. El diseño sísmico es la demanda fundamental para cualquier edificio en esta ciudad”, explica en un análisis Esteban Astudillo, responsable del diseño estructural de University Tower, una de las torres residenciales más altas de la CDMX.
Para hacer edificios altos en CDMX se debe innovar en sistemas que los hagan más resistentes a sismos. (Foto University Tower. )
Pero la apuesta por estas herramientas no sustituye la prevención. El Colegio de Ingenieros Civiles de México (CICM) subraya que reforzar un edificio reduce riesgos de colapso, protege vidas y evita pérdidas económicas mayores.
Su Protocolo de Actuación Post-Sísmica, aplicado en 2017, permitió movilizar 35 brigadas de voluntarios que revisaron 2,500 estructuras en la ciudad. “Todavía se tienen áreas de oportunidad orientadas a reducir las incertidumbres en el proyecto de las construcciones ante un fenómeno que no se puede predecir como es el sismo”, señala el organismo.
El Colegio de Ingenieros Civiles insiste en que la seguridad debe asumirse como responsabilidad compartida entre propietarios, autoridades y sector inmobiliario, quienes pueden apoyarse en incentivos fiscales, fondos de garantía y seguros.
Para los especialistas, la seguridad no se limita a la resistencia de un edificio, sino a la capacidad de la ciudad de mantener su operatividad tras un evento. “La seguridad no se refiere solo a los edificios, sino a toda la comunidad. Después de un evento sísmico, la ciudad no debería perder su operatividad, ese es el verdadero reto”, añade Astudillo.
En este contexto, el recuerdo de los terremotos de 1985 y 2017 sigue presente. Miles de inmuebles dañados en esas fechas permanecen sin rehabilitación, mientras que otros han sido reclasificados como estructuralmente insuficientes con base en las normas actualizadas.
En 2023 se incorporó la Norma Técnica Complementaria para Evaluación y Rehabilitación de Edificios Existentes, que refuerza los criterios para hospitales, escuelas y unidades habitacionales.
Los datos dimensionan la magnitud de estos desafíos. En 2024 se registraron 33,396 temblores en todo el país, un promedio de 91 al día, de acuerdo con la UNAM.
El terremoto del 19 de septiembre de 2017 por sí solo afectó a más de 25,000 viviendas, 1,132 escuelas y un hospital, con pérdidas económicas que ascendieron a 88,439 millones de pesos, casi la mitad concentrada en la Ciudad de México.
La combinación de innovación tecnológica, protocolos de prevención y marcos normativos cada vez más estrictos apunta hacia un mismo objetivo: garantizar que los edificios de la capital no solo resistan los sismos, sino que la ciudad entera pueda recuperarse con mayor rapidez frente a futuros eventos.