El sentido común
Hace unos cuantos días tuve el gusto de dar una presentación profesional en una importante compañía de infraestructura ubicada en Monterrey, Nuevo León. En ella mostré diversos temas críticos con los que se enfrentan las empresas de construcción e infra roberto hernandez garcia estructura hoy en día.
La diferencia entre esta plática y otras es que no me enfrasqué en la insoportable discusión de argumentos jurídicos, sino en el menos común de los sentidos: el sentido común.
Les comenté cómo día tras día soy testigo (y en muchos otros casos el defensor legal) de temas que claramente podrían haberse evitado con medidas administrativas, con conductas humanas específicas o simplemente con comunicación, en lugar de con batallas legales infinitas con tintes personales.
También les expliqué que los profesionales de la ingeniería y la construcción terminan con problemas legales derivados de situaciones externas y situaciones internas:
Entre las situaciones externas destacan los compromisos políticos que aceleran o modifican sin justificación los proyectos y que hacen que muchos constructores simplemente hagan lo que no pueden hacer por simples caprichos; aquellos clientes de las constructoras que no saben nada de construcción, pero que quieren con arrogancia (y no con inteligencia) definir las cosas en términos imprácticos, imprecisos y hasta imposibles, con lo cual los constructores terminan fallando por causas no imputables a ellos; los contratos leoninos que son simplemente puestos a firma por parte de estos clientes obstinados y hasta enemigos de sus propios intereses; y por supuesto todos los terceros con quienes se enfrentan los contratistas que malogran un proyecto: dueños de predios, sindicatos, etc., quienes en muchas ocasiones actúan ilegítimamente y hasta en forma delictuosa para obtener beneficios indebidos.
Entre las situaciones internas es de todos conocida la falta de comunicación entre el que contrata el proyecto, el que lo ejecuta, el que lo administra y el que lo audita (todos dentro de una misma empresa), los imperdonables cotos de poder, aquellos que simplemente son ineficaces y arrogantes, y finalmente aquellos que desdeñan lo legal, porque simplemente “estorba y no sirve para nada”.
El mensaje preponderante de mi plática y de esta columna es que si bien estamos sujetos a todas estas condiciones, la empresa constructora debe mirar hacia un solo objetivo común. Además debemos comprender que todo lo anterior puede resolverse precisamente con el sentido común. ¿Y qué debemos entender por ello? Simplemente no engañarnos a nosotros mismos y actuar con sensatez ante la realidad que se nos presenta en todos los casos. ¿Algo de lo anterior le parece conocido?
Como nota final, desde esta columna quisiera celebrar y felicitar al fundador de nuestro despacho, el licenciado Eulalio Hernández, por el 50 aniversario de nuestra firma de abogados, COMAD, SC: un gran logro derivado de esfuerzo, compromiso y, por supuesto, confianza de nuestros clientes y amigos del sector de la construcción.
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* Socio director de COMAD, SC (Derecho de la construcción).