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El panorama negro de la industria de la construcción puede cambiar

Las micro, pequeñas y medianas empresas serán las más afectadas por la pandemia. Sin embargo, la AMIC y Forecastim coinciden en que aún hay alternativas para mejorar la situación.
vie 27 marzo 2020 05:00 AM
Large construction site including several cranes, with lots of gold sunlight
La demanda de la construcción caerá en el segundo y tercer trimestre del año.

La industria de la construcción ha ido en picada. Durante enero de este año el valor de su producción se quedó 0.6% abajo del mes anterior y fue el décimo segundo mes en que mostró disminución. A finales del año pasado parecía que esta racha se comenzaría a revertir, sin embargo, la pandemia de Covid-19 ha cambiado las cosas y golpeado más al sector.

La poca demanda, suspensión de algunas construcciones y medidas preventivas que se deben tomar para no propagar el virus, como el aislamiento social, han jugado de manera negativa contra la industria. Según un análisis realizado por la consultora Forecastim, si 33% de las construcciones se detienen durante la última semana de marzo, el trimestre tendrá una caída de 8.8% en comparación con el mismo periodo del año pasado.

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O si el escenario provocara una reducción de 50% en la realización de trabajos en el sector de la construcción, habría una contracción de 9.5%, ya que afectaría a toda la cadena de producción: contratación de trabajadores, uso de maquinaria, consumo de materiales, entre otras.

Pero el problema no sólo se limitaría al tiempo en el que las autoridades recomiendan distancia entre las personas; “la capacidad de consumo global va a caer en el segundo o tercer trimestre del año, y eso representaría más valor o menos cantidad de obras realizadas. Si combinamos la capacidad de producción y la caída de la demanda agregada, la industria de la construcción tendrá un 2020 con un signo negativo”, dice a Obras Ricardo Trejo Nava, director general de Forecastim.

Este fenómeno afectará, principalmente, a las micro, pequeñas y medianas empresas, quienes son las más vulnerables a los cambios del sector. Los planes y proyectos de inversión que estaban planeados para abril y mayo se retrasarán, lo que a su vez postergará el inicio de obra, y los pagos hacia empresas constructoras.

El ingeniero Ricardo García de León, presidente de la Asociación Mexicana de la Industria de la Construcción (AMIC), que está compuesta en 98% de sus microempresas, comenta que la disminución de las edificaciones es inevitable. Explica en entrevista con Obras que algunas compañías han decidido no mandar a trabajadores a las operaciones en sitio, ya que a pesar de intentar mantener las medidas sanitarias indispensables en campo, los empleados igualmente correrían riesgo en el transporte público.

“Recomendamos que se trate de mantener un porcentaje del salario de los trabajadores, aunque no es fácil. El ciclo económico del que producimos implica pagar costos de materiales y mano de obra, de eso podemos obtener ingresos indirectos para mantener oficinas y trabajadores de rangos intermedios y administrativos. Si este ciclo económico no se cumple, no se produce y es complicado que una empresa sostenga este ciclo por sí sola”, dice Ricardo García.

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Plan de rescate

Aunque el panorama para la industria de la construcción es negativo, hasta este momento, se podrían llevar acciones que aminoren la caída y aporten a la reactivación de la economía mexicana. Lo ideal para sanar al sector sería el consumo y demanda de obras, sin embargo, estos elementos se verán poco debido a la situación financiera mundial.

“El sector constructor genera un efecto multiplicador en la economía y lo que podría hacer el gobierno es impulsar la inversión pública para obras de infraestructura, de tal manera que amortigüen el impacto negativo de la crisis y acorte la que estamos próximos a vivir en el segundo y tercer trimestre del año”, dice Ricardo Trejo de Forecastim.

Esta misma estrategia es la que la AMIC considera ideal para apoyar a las empresas del sector. El presidente de la Asociación envió el 26 de marzo una carta al presidente Andrés Manuel López Obrador y a las autoridades, para poner a su disposición a las más de 3,500 empresas afiliadas, para trabajar en obras de infraestructura hospitalaria; lo que representaría a alrededor de 50,000 trabajadores que podrían desplegarse para emplearse en caso de ser necesario.

En el escrito, dirigido al gobierno federal, la AMIC se pronuncia dispuesta para iniciar inmediatamente trabajos de remodelación, ampliación, adecuación, adaptación, áreas como escuelas, centros deportivos y salones de usos múltiples, entre otros, para crear zonas de atención a pacientes contagiados de Covid-19.

“Que el gobierno para que haga pequeñas contrataciones, pasando esta crisis de cuarentena a miles de empresas constructoras para que podamos dispersar de manera mucho más eficiente ese recurso en empleo y en compras de insumos y en contrataciones. Hay diferencia hacer una macro obra que quede en pocas empresas y no genera un beneficio, a diferencia de si se dispersan muchas en miles de constructoras chiquitas”, agrega García de León.

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