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Empleo fijo, clave para impulsar el desarrollo inmobiliario

En promedio, por cada plaza laboral se requieren 30 metros cuadrados de construcción de oficinas, centros comerciales, plantas de manufactura, hoteles y otras obras.
vie 04 septiembre 2020 05:00 AM
Futuristic office
La relación estrecha entre el empleo formal y el desarrollo inmobiliario.

Cualquier empleo requiere espacio, incluyendo el informal. Por ejemplo, el vendedor de jugos ocupa lugar en la banqueta. Sin embargo, el formal impulsa el desarrollo inmobiliario, advierte Eugene Towle, socio director de Softec.

En oficinas cada trabajador ocupa 10 metros cuadrados (m2) en promedio, mientras que en el sector manufacturero aumenta a 30 m2 y en retail y el sector hotelero llega a 40 m2, estima el especialista.

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El Valle de México, que produce más de un tercio del crecimiento inmobiliario del país, necesita generar alrededor de 240,000 nuevos empleos al año. Si cada empleo ocupa en promedio 30 m2, serían 7 millones de m2 de espacio laboral al año los que se generarían, acota Towle.

Crecimiento sostenible

Monterrey, que se ha enfocado en la construcción de espacios para la fuerza laboral, tiene más de 70% de capital humano afiliado a seguridad social y cuenta con el mayor ingreso familiar del país.

De acuerdo con el estudio El futuro de las ciudades, del Instituto Global de McKinseym las ciudades que ofrezcan un entorno eficiente tanto para empresas como para trabajadores calificados incrementarán su crecimiento y serán un modelo de desarrollo urbano más sostenible.

En opinión de Towle, “estamos en un momento que representa una oportunidad para la generación de empleos”.

En este sentido, refiere el analista, los retos son generar las condiciones para crear más espacio laboral. Para aumentar la cantidad y la calidad de los empleos debe existir una coordinación entre suelo desarrollable, financiamiento, desarrolladores que construyan, empresarios que contraten los espacios, usuarios que los ocupen y la ciudad con infraestructura.

Redefinición

El empleo formal abre la posibilidad de que el capital humano tenga acceso a un crédito hipotecario, un mejor esquema presupuestario y una menor vulnerabilidad ante situaciones catastróficas.

Durante la Cumbre Ministerial Virtual sobre Inclusión Social, organizada por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), uno de los señalamientos fue que la informalidad ha sido uno de los retos más importantes y persistentes en las economías latinoamericanas durante décadas, misma que afecta negativamente el bienestar e impide el crecimiento incluyente, con una incidencia que oscila entre 30 y 70%.

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En México, previo a la pandemia el índice de trabajadores en condición de pobreza era de 36%, mientras que el de trabajadores en condición de vulnerabilidad económica era de 60%.

“Hoy no vivimos la fase dorada del empleo formal. La época en la cual se trabajaba 30 años en la misma empresa para crear antigüedad quedó en el pasado hace dos generaciones. Desde este punto de vista, el empleo formal debería tener una nueva percepción por parte de los observatorios laborales y la Secretaría del Trabajo y Previsión Social”, refiere Leonardo González, analista de Real Estate de Propiedades.com.

Los empleos formales tienen múltiples derivaciones que van desde el outsourcing hasta el autoempleo y nuevos esquemas que habilita el Sistema de Administración Tributaria para vincular actividades específicas.

El reto, añade González, está en encontrar el emparejamiento óptimo en la figura que vive cada empleado para aquellos que están en una situación de informalidad tengan una vinculación más automática de reconocimiento.

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En este sentido, Honorato Carrasco, profesor de la Facultad de Arquitectura en la Universidad Nacional Autónoma de México, opina que el desarrollo inmobiliario es un termómetro de la economía. Con la pandemia por Covid-19, el mercado de oficinas tuvo una contracción de alrededor de 50%. Al año se demandan 300,000 m2 nuevos para oficinas, y se prevé que en 2020 no llegue ni a 150,000 m2.

“Este dato revela no solo la contracción de demanda de estos espacios, sino la baja creación de empleos formales”, argumenta el académico.

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