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19S: tareas pendientes postsismos

A tres años del terremoto del 19 de septiembre de 2017, y 35 de 1985, aún existen diversos retos en torno a la disminución de riesgos y atención a emergencias, coinciden expertos.
vie 18 septiembre 2020 07:54 PM
memorial 19S
Alrededor de 65% de las edificaciones del país se hacen sin asesoría de arquitectos e ingenieros.

El edificio que estaba ubicado en Álvaro Obregón 286, en la colonia Roma Norte de la Ciudad de México, que colapsó en solo 15 segundos a consecuencia del sismo de magnitud 7.1 ocurrido hace tres años , se convirtió en uno de los símbolos del fenómeno natural dado que fue el que más víctimas mortales cobró y ahí concluyeron las labores de rescate dos semanas después de esa tarde de martes.

Tras 14 días de liderar la evaluación de riesgos de manera voluntaria en esta edificación, que podía colapsar provocando la muerte de rescatistas, Jesús Valdez Aguilar, actual CEO de Miyamoto en México, señala que “en 2017, siendo un sismo de mediana magnitud, hizo notar que no estábamos tan preparados como pensábamos”.

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Lo que ocurrió fue que algunos expertos que participaron en el sismo de 1985 no estaban activos hace tres años y muchos de los planes de hace tres décadas se quedaron en el tintero. La Red Nacional de Evaluadores, organizada por Conapred, sesionó por última vez en el año 2016, relata.

A diferencia de Chile, en México los sismos intensos ocurren con varios años de diferencia. Por ello, se nos va olvidando. Por ello, es pertinente que nos preparemos para el sismo de la Brecha de Guerrero (ubicada en el océano Pacífico) que se espera. No sabemos cuándo ocurrirá, pero estamos más conscientes de las consecuencias que puede generar, insiste el ingeniero en construcción.

En la Ciudad de México existen miles de edificaciones que están en alto riesgo sísmico, con daños imperceptibles, fatiga de materiales y falta de mantenimiento, a los cuales un movimiento telúrico puede encontrar su ‘modo de falla’ y afectarlos severamente. Kit Miyamoto, experto en ingeniería estructural, nombra a estos inmuebles como “cajas de la muerte”.

Tal como ocurrió en el edificio de Álvaro Obregón, que data del año 1959, el cual no soportó las frecuencias cortas, aceleraciones severas y movimiento verticales del sismo de 2017.

En opinión de Valdez, “seguimos construyendo el riesgo. Alrededor de 65% de las edificaciones del país se hacen sin asesoría de arquitectos e ingenieros por considerarlo un gasto innecesario. La mayor afectación del sismo de 2017 ocurrió en Iztapalapa, Tláhuac y Xochimilco, zonas con elevado índice de autoconstrucción”.

Además, señala, falta homologar la normatividad en todo el país. Se utiliza mucho el Manual de Obras Civiles de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) porque considera y tiene parámetros de seguridad estructural, pero no existe un reglamento específico ni obligatorio en todos los municipios.

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Reflexiones desde la academia

“Hemos aprendido poco. Del sismo de 1985, que tuvo efectos desastrosos, al de 2017, hubo avances importantes en el Reglamento de Construcción. Sin embargo, hubo elementos de la ciudad que volvieron a colapsar, como la movilidad urbana que tuvo dificultades durante alrededor de seis horas”, resalta Javier Delgado Campos, director del Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En este sentido, coincide Eugenia Allier Montaño, investigadora titular del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, “pese a las dos grandes experiencias de 1985 y 2017, pareciera que seguimos sin aprender muchas cosas, por ejemplo, la urgencia de mejorar la infraestructura del sistema de salud, ese es uno de los cuestionamientos centrales del libro 19S. 10 lineamientos de política pública postsismo para Ciudad de México, presentado hoy vía virtual.

Otros ejemplos de errores recurrentes, agrega, son que en algunas edificaciones colapsadas no se aplicó el reglamento de construcción vigente o fueron asentadas en zonas de riesgo.

Por su parte, Tzatzilha Torres Guadarrama, candidata a doctora en Urbanismo por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y coordinadora en conjunto con Delgado Campos de la publicación antes mencionada, plantea que además de los análisis, gráficos y mapas, este tomo incluye 10 lineamientos para una política pública postsismo.

El primero consiste en “elaborar un Protocolo de emergencia ante sismos que considere a la ciudadanía, incluya los diferentes modos de transporte público y una accesibilidad de emergencia a los hospitales más cercanos. Deberá incluir el estudio actualizado de las zonas sísmicas críticas, los escenarios posibles e incluir un plan de regreso a casa y de logística de ayuda humanitaria”, expone.

El protocolo mostrará la ubicación de centros de información oficiales para orientar hacia dónde canalizar la ayuda, las fuentes disponibles de información que haya sido verificada y cómo solicitar apoyo, así como campañas de información y concientización por medio de infografías digitales. Del mismo modo deberá reestructurar y actualizar la logística de los simulacros.

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Otra recomendación es que el Programa de reconstrucción de vivienda esté basado en el derecho a la reunión, asociación y participación; proporcionar a la población información oportuna sobre las acciones de gobierno en cada etapa y los fondos destinados. La herramienta idónea para ello sería una aplicación que muestre un mapa interactivo de las medidas conforme se van realizando.

Asimismo, el grupo de investigadores recomienda establecer en un Sistema Inteligente de Información sobre el Transporte Público para informar a los usuarios las condiciones de los diferentes modos en tiempo real, replantear la estrategia de abasto hídrico e impulsar políticas públicas sobre las infraestructuras de salud, transporte, agua, así como para la reconstrucción de vivienda (distinta a la lógica del mercado inmobiliario).

5 premisas para reconocer una “caja de la muerte”

  • Identifica la vulnerabilidad de la vivienda que habitas o edificio que visitas.
  • Indaga el año de construcción del inmueble.
  • Verifica que tan buen mantenimiento y si se han realizado modificaciones a la construcción original.
  • Ubica si existe alguna infiltración de agua o líquido en la azotea o muros, misma que pueden provocar daño a los elementos estructurales.
  • Con el apoyo de algún especialista, constata que no haya alguna deformación o inclinación del inmueble.

Fuente: Miyamoto México

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