A pesar de los esfuerzos y la reactivación de la economía, la industria de la construcción en México no ha podido recuperarse de los efectos de la pandemia. El periodo amargo del sector comenzó antes del Covid-19, con una caída.
Este 3 de mayo la construcción continúa en el pozo
Desde 2018 comenzó con descensos, hasta que en noviembre de 2019 la caída fue inminente. El valor de producción bajó 7.7% respecto al mes anterior, la más profunda registrada por el Instituto Nacional Estadística y Geografía (Inegi).
“El deterioro de la actividad productiva de la industria de la construcción en el 2019 fue, entre otras, disminución en la ejecución de la inversión física presupuestaria, al registrar una contracción de 14% en el periodo enero-noviembre, en relación con el mismo periodo del 2018”, dijo en un reporte el Centro de Estudios Económicos del Sector de la Construcción (CEESC).
El cese de actividades durante la pandemia empeoró la situación y la industria acumuló 31 meses negativos, hasta que a mediados de 2021 la puesta en operación del plan de reactivación hizo que pareciera que el periodo oscuro hubiera pasado; sin embargo, la industria volvió a caer.
“Estamos estancados. La recuperación comenzó a desacelerarse por dos factores: la vivienda es el sector de la construcción más importante y ésta comenzó a desacelerarse. A finales del año pasado cayó 3% y este primer trimestre 5%”, explica Ricardo Trejo, director de Forecastim.
El segundo elemento son las obras de infraestructura, que a pesar de recibir presupuesto para las obras emblemáticas, el impacto no se ve reflejado en las constructoras.
La Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) apunta por el mismo camino. El organismo explica que mientras los proyectos utilicen al Ejército como el brazo constructor, la industria privada tardará más en crecer. Hasta el momento, estiman que será a partir de 2024 cuando se comiencen a ver niveles prepandemia.
El Inegi refuerza la opinión. En febrero de este año el valor de producción volvió a caer, con un descenso de 3% respecto al mes anterior y con niveles por debajo de la media de 2019.
La buena noticia para el sector es la estabilización del empleo. Luego de cifras negativas en el personal no dependiente de razón social, por la reforma al outsourcing, los trabajadores formales se han mantenido en crecimiento.
En febrero, la cifra tuvo un crecimiento de 1.9%. A la par, las remuneraciones han aumentado. En febrero de 2017, por ejemplo, la cifra se encontraba alrededor de los 7,800 pesos y este 2022 está mil pesos arriba.
“Los trabajadores contratados en el IMSS tienen buena generación de empleo, hay una recuperación formal; sin embargo, por la demanda débil en la producción, se corre el riesgo de esta generación detenerse”, dijo Trejo de Forecastim.
“El primer semestre de este año será débil y complicado respecto a las construcciones. La inflación afecta la demanda de la obra, así como la debilidad económica que se está desacelerando y será lo que determine la actividad”, puntualizó.