Hace cinco años salió al mercado Resin8 de la empresa CRDC un agregado de concreto hecho con residuos de plástico que prometía no sólo evitar que los remanentes llegaran a vertederos o se quemaran, sino también la mejora de los productos de hormigón estructural.
El concreto con plástico evoluciona: pasa de ser una utopía a un negocio real
La idea sonaba más a un proyecto académico, una de las utopías que buscan a hacer a una de las industrias más contaminantes del mundo más amigables con su entorno pero que, en la mayoría de los casos, quedan en el tintero. No obstante, después de cinco años, la propuesta ha escalado. Se ha convertido en un negocio real que incluso participará en la reconstrucción de Guerrero tras el paso del huracán Otis.
Te recomendamos:
Alianzas
La empresa pasó a ser miembro de SUMe, una organización de empresas que buscan construir de forma más verde y que cuentan con un catálogo de materiales sustentables que pueden ser utilizados en construcciones que buscan tener certificaciones LEED o EDGE.
Este año, la empresa también firmó un convenio de colaboración con la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) Yucatán con el compromiso de que el concreto se use en inicio en 5% de las construcciones y en aumentar hasta un 30%.
CRDC, cuya CEO es María Laura Rojas, también ha inaugurado líneas comerciales con cuatro empresas de materiales en Yucatán, Jalisco, Quintana Roo y Chiapas. Y junto a HPHM (Hábitat para la Humanidad México) ayudarán en la reconstrucción de viviendas de damnificados por Otis en Guerrero.
¿Cómo funciona?
La empresa utiliza todo tipo de plástico desechado que recibe desde empresas hasta municipios. Después se trituran y agrupan de acuerdo a su densidad. Una vez clasificados, se preacondicionan eliminando olores y después se funde para producir un polímero. Finalmente se granula en el tamaño y forma requeridos para el concreto.
Es utilizado para bloques y adoquines, productos prefabricados o para verter el producto directo en el lugar.