Francisco Solares Alemán, presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) coincide en la importancia de la implementación de las certificaciones, sin embargo, explica que aunque en el país la cultura de cuidado del medioambiente ha quedado en segundo plano, nublada por priorizar aspectos económicos, el gobierno y la iniciativa privada, principalmente extranjera y la banca, ponen mayor atención en que las iniciativas en materia ecológica y social se cumplan. “Ya hay incentivos para que los desarrolladores hagan construcciones verdes, como créditos más baratos, o facilidades en los trámites de edificación”, apunta Solares Alemán.
La Bolsa Mexicana de Valores (BMV) cuenta con bonos verdes que sirven para financiar, entre otras cosas, construcciones sustentables tomando en cuenta certificaciones como la LEED (Liderazgo en Energía y Diseño Ambiental, por sus siglas en inglés). El Banco Inmobiliario Mexicano (BIM) también se ha sumado a este tipo de iniciativas y ha abierto líneas de crédito con plazos de 43 meses para la construcción de viviendas y proyectos sostenibles.
El negocio
La urgencia de la implementación de procesos más amigables con el medioambiente es innegable, sin embargo, también tienen beneficios financieros para las empresas. Fernando Solares de la CMIC, Darío Ibargüengoitia de SuMe y Diego Espinosa de Treestate convienen en que en el extranjero se va un paso adelante en el uso de estas herramientas, por lo que para competir es necesario hacerlas la norma.
En la frontera norte de México, en donde cada vez más empresas extranjeras buscan instalarse debido al ‘nearshoring’, las desarrolladoras de naves industriales están en busca de las certificaciones debido a que muchas de estos negocios tienen que cumplir con requisitos “verdes”, impulsados en sus países de origen, para operar.
Aunque en el país las legislaciones todavía no son tan estrictas en la construcción y operación de edificios, la tendencia es que en un futuro próximo lo lleguen a ser, dice Diego Espinosa, por lo que seguir los lineamientos sustentables es también estar un paso adelantado en el negocio.
“Es algo de lo que no nos vamos a poder escapar. Entre más pronto un desarrollador adopte las medidas, tendrá maypr competitividad y podrá hacer frente a los riesgos financieros que van a implicar las medidas a nivel internacional”, dice el fundador de Treestate.
A pesar de que las herramientas sustentables son cada vez más económicas, el costo aún resulta 6% mayor al finalizar la obra, sin embargo, son más los beneficios; “tampoco hemos entendido que esto no es un gasto, es una inversión ya que a la larga también hay ahorros en el uso de recursos y se puede aprovechar y usar las facilidades que se proporcionan. Ahí hay créditos más baratos y opciones preferenciales, incluso hay empresas que solamente aceptan utilizar proyectos verdes”, dice el presidente de la CMIC.