Los hoteles de lujo atraviesan por un “boom” en México y su arquitectura también

Factores que impulsan el crecimiento

Durante los últimos años, especialmente después de la pandemia, muchos inversionistas tradicionalmente enfocados en desarrollos de oficinas y centros comerciales en la Ciudad de México reorientaron sus capitales hacia la hotelería de alta gama.

"Si hablamos de México, creo que un factor importante fue que en la Ciudad de México se pararon las obras. Y muchos de los inversionistas que estaban trabajando o que tenían como su fuerte de desarrollos en la Ciudad de México, al pararse todas las obras en la ciudad por no dar permisos, empiezan a buscar otros horizontes", comenta Andrés Cajiga, cofundador de Alia, un estudio de arquitectura especializado en hotelería de alta gama.

A esto se suma la saturación del mercado de oficinas, agravada por la pandemia, y el deseo de los viajeros por explorar nuevos destinos tras el confinamiento.

"Después de la pandemia, hay esta inquietud de los inversionistas en la hotelería. La gente decide salir y conocer lugares nuevos. Y entonces, ¿qué es lo que buscamos cuando salimos? Pues, experiencias", añade.

Destinos en auge y conectividad

Los principales polos de desarrollo hotelero de lujo en México siguen siendo los destinos consolidados como Cancún, la Riviera Maya, Tulum, Los Cabos, Puerto Vallarta y la Ciudad de México. Sin embargo, nuevos mercados emergen con propuestas diferenciadas.

"Se está viendo algo muy interesante y es que hay una diversificación ya de mercados, donde empieza a haber San Miguel de Allende, Puerto Escondido, por ejemplo, y Mazatlán", detalla Patxi Borbolla Arizti, director de la Unidad de Negocio de Hotelería en la constructora GAYA.

El nearshoring también impulsa el desarrollo hotelero en ciudades fronterizas como Tijuana, así como en centros industriales como Querétaro y León.

La conectividad aérea resulta crucial para el éxito de estos desarrollos. "Influye muchísimo la conectividad. Avión, aeropuertos. Lo lógico era, pues sí, Cancún, de hecho toda la Riviera Maya, toda la Riviera Nayarita, Puerto Vallarta", señala Andrés Cajiga.

La ampliación del aeropuerto de Puerto Vallarta y la construcción del nuevo aeropuerto en Tulum son ejemplos de inversiones en infraestructura que favorecen el crecimiento hotelero en estas regiones.

Modelo de negocio: residencias con marca hotelera

Un modelo de negocio que gana terreno en el sector es la combinación de hoteles de lujo con residencias de marca (branded residences). Esta estrategia permite a los desarrolladores diversificar sus ingresos y financiar parcialmente la construcción del hotel mediante la preventa de unidades residenciales.

"Esto ya prácticamente va junto con pegado, con los hoteles de lujo, porque claramente con las branded residences diversifican los ingresos, aumenta la rentabilidad y el hacer una pre-venta con las residencias te ayuda también a financiar el hotel", explica Patxi Borbolla Arizt.

"Hoy hay esta relación hotel y residencial brandeados. Si yo hago un hotel Montage y tengo residencias que voy a vender, se vuelve bien atractivo como negocio. Tienes el hotel que te ancla el producto, un hotel de lujo que te ancla tu producto y tú vendes residencias que están brandeadas y están operadas por el mismo hotel", añade Andrés Cajiga.

Esta tendencia es particularmente notable en Los Cabos, donde las residencias alcanzan precios muy elevados, orientadas principalmente al mercado estadounidense. "Son precios no para todos, o sea, pocos inversionistas mexicanos, mucho enfocado en los americanos", indica Cajiga.

Arquitectura que respeta el entorno

Los nuevos desarrollos hoteleros de lujo en México apuestan por una arquitectura contextual y atemporal que armoniza con su entorno. Los arquitectos deben considerar factores como la orientación solar, la ventilación natural y la selección de materiales duraderos que requieran poco mantenimiento a largo plazo.

Esta visión contrasta con enfoques más folclóricos o caricaturizados de lo mexicano, apostando por espacios bien diseñados y funcionales que perduran en el tiempo mientras los interiores pueden renovarse con mayor frecuencia siguiendo las tendencias.

"En los hoteles, el lujo te lo va a dar el espacio. Los interiores sí pueden ser un poco más efímeros, porque digamos que es algo que te puede llegar a cansar y son modas", añade.

"Hacia donde realmente se está enfocando el hotel de lujo es más hacia la experiencia, hacia esa experiencia que pueden tener los usuarios", explica Patxi Borbolla.

Esta nueva concepción del lujo trasciende los acabados suntuosos y se centra en proporcionar experiencias memorables vinculadas al entorno natural, la gastronomía local y las tradiciones de cada destino. Los hoteles buscan integrarse al paisaje en lugar de imponerse sobre él.

"Creo que cuidar el lugar para mí es muy importante. Que respetemos el lugar, que respetemos la naturaleza, la topografía, y que te sientas más como una arquitectura que logró mimetizarse, logró integrarse al lugar, más que una arquitectura que llegó a imponerse en este terreno", señala Andrés Cajiga, cofundador de Alia.

Sustentabilidad y tecnología: pilares del nuevo lujo

La sustentabilidad ha dejado de ser un elemento opcional para convertirse en parte fundamental de los proyectos hoteleros de lujo. El uso de materiales locales, sistemas de reciclaje de agua, energías renovables y un diseño que reduzca el consumo energético son ahora estándares del sector.

"La sustentabilidad es parte ya importantísima de este segmento, junto con la experiencia. O sea, el lujo ya es experiencia", afirma Patxi Borbolla.

Los huéspedes valoran cada vez más estas prácticas sostenibles, mientras que para los inversionistas representan ahorros significativos en los costos operativos a largo plazo.

"Algo que antes era un nice to have hoy ya es una necesidad. O sea, ya estos temas de tecnología y sustentables ya son parte per se de los proyectos como tal", señala.

Paralelamente, la tecnología juega un papel crucial en la experiencia del huésped. Desde el check-in mediante códigos QR hasta el control personalizado de la iluminación, temperatura y música de las habitaciones a través de aplicaciones móviles.

"La tecnología también cada vez es más importante en cuanto a cómo el huésped interactúa con esta para tener los ambientes, por ejemplo, en su habitación que él desea, la iluminación, la música, el control del aire o las mismas cortinas", explica Patxi Borbolla.

Retos constructivos en paraísos naturales

Construir hoteles de lujo en entornos naturales presenta desafíos logísticos y económicos considerables. Los materiales y la mano de obra deben transportarse a ubicaciones remotas, lo que incrementa los costos y el impacto ambiental del proyecto.

En Los Cabos, por ejemplo, los costos de construcción son significativamente más elevados que en otras regiones del país. "En Los Cabos no hay nada, o sea, todo lo tienes que traer de algún lado. Y la mano de obra es muy cara", comenta el especialista.

A esto se suman factores coyunturales como la escasez de mano de obra causada por megaproyectos como el Tren Maya, que ha desequilibrado los salarios en el sector de la construcción. "Muchos estaban en el Tren Maya. Esto desequilibró muchísimo los salarios", añade.

Las condiciones climáticas de las zonas costeras también representan un reto para los arquitectos, quienes deben seleccionar materiales resistentes a la humedad y la salinidad. "Si hoy pongo algo que no es tan bueno para el clima, por ejemplo, para la humedad, para la salinidad, pues tarde o temprano lo va a tener que cambiar. Y generalmente en estos lugares más temprano que tarde", explica Andrés Cajiga.

Proyecciones futuras

Las perspectivas para el sector de la hotelería de lujo en México son prometedoras, con expectativas de expansión hacia otros países de Latinoamérica.

"Hay muchas proyecciones, no solo en México, hay en Latinoamérica y ahí estamos viendo posibilidades, en Guatemala, en Colombia, en Costa Rica", señala el arquitecto, quien actualmente desarrolla proyectos para las marcas Ritz Carlton y San Reyes en República Dominicana.

Estos países ofrecen entornos naturales excepcionales, aunque aún requieren desarrollar su infraestructura para alcanzar el nivel de México.