Aun así, nos gusta pensar en el futuro, aunque los plazos sean más largos de lo imaginado nos gusta hacer planes cuando un año está por comenzar. ¿Qué podremos proponernos en este nuevo año en cuanto a futuro urbano?
Hay diferencias entre realidad e idealización cuando hablamos de "ciudades del futuro", las primeras imágenes generalmente tienen que ver con espacios ultra-tecnológicos, perfectamente organizados, prósperos y sostenibles. Sin embargo, la realidad es más compleja. Las ciudades son -y seguramente seguirán siendo- espacios informales, llenos de desafíos; la desigualdad urbana, la informalidad y la presión sobre los recursos naturales son los enormes retos de mediano y largo plazo.
Los problemas no desaparecerán fácilmente, basta ver megalópolis como El Cairo, Ciudad de México, Sao Paulo o San Diego-Tijuana, para darnos cuenta de la magnitud de los retos; también hay ciudades más pequeñas con retos igual de grandes; ahí están los desafíos de las ciudades actuales, urbes que siguen creciendo no solo en población, sino en territorio y, con ello, en problemas sin resolver. Las ciudades hoy son espacios de contradicciones y aprendizajes; las del futuro parece que también.
Ideas clave para las ciudades del futuro
Tomando como referencia las premisas básicas de Joseph Voros para el estudio de futuros, se afirma que el futuro no existe, más bien, que hay muchos futuros; por lo tanto, una de las primeras ideas clave es que el futuro no es singular, sino plural, son los futuros.
La segunda tiene que ver con que no hay un único futuro predeterminado. Esto significa que nadie puede predecir lo que sucederá, lo cual es, en cierto modo, democratizante. Todos somos iguales ante el futuro.
La tercera es que si bien no podemos predecir el futuro, podemos influir en él, lo cuál es muy poderoso. Aunque no podemos prever con exactitud lo que vendrá, nuestras acciones actuales sí tienen impacto en el futuro. Las decisiones que tomemos hoy moldearán lo que es posible mañana.
A partir de estas tres ideas se puede considerar -entre otras- que la colaboración sostenible es clave para imaginar un mejor futuro para nuestras ciudades. En el pasado, una característica común en los proyectos exitosos de transformación urbana es la constancia y la colaboración multidimensional ¿por qué no imaginar que el futuro seguirá siendo así? El futuro deseable de las ciudades se construye con actores diversos que trabajan de manera sostenida por un bien común.