Reciclar el pavimento: el RAP como insumo productivo
Otro componente central del viraje tecnológico es el uso de pavimentos recuperados, conocidos como RAP (Reclaimed Asphalt Pavement).
Desde 2018, la planta ha producido 1 millón 240,000 toneladas de mezcla empleando RAP, reincorporando material retirado de las vialidades a un nuevo ciclo productivo.
El uso de RAP no es homogéneo. En vialidades secundarias, las mezclas pueden incorporar entre 40 y 50% de material reciclado, mientras que en vialidades primarias el porcentaje se mantiene en torno a 20%, debido a consideraciones técnicas relacionadas con la rigidez y el desempeño estructural del pavimento.
En casos específicos, como programas de bacheo emergente y carpetas de mantenimiento, se ha utilizado 100% RAP, previo análisis y pruebas de laboratorio.
Su uso ayuda a generar 60% menos emisiones de carbono y permite utilizar 100% de materiales reciclados, además de incrementar la vida remanente del pavimento de entre dos y tres años.
La nueva planta de asfalto: infraestructura para cerrar el ciclo
En paralelo a estos cambios tecnológicos, la Ciudad de México proyecta la construcción de una nueva planta de asfalto en el Bordo de Xochiaca, concebida como una pieza clave para fortalecer el esquema de reciclaje y economía circular en la producción de mezclas asfálticas.
De acuerdo con la Productora de Mezclas Asfálticas, la instalación tendría una capacidad estimada de 350 toneladas por hora y permitiría reutilizar entre 40 y 50% de pavimento recuperado en vialidades secundarias, así como alrededor de 20% en vialidades primarias.
La ubicación responde a un criterio operativo: concentrar la producción en el punto donde ya se almacena el asfalto retirado, reduciendo traslados y facilitando su reincorporación al proceso productivo.
Llantas, laboratorio y control técnico
A este esquema se suma la evaluación del uso de hule de llanta como componente de la mezcla asfáltica. Actualmente se realizan pruebas con porcentajes de 10 y 20%, con resultados preliminares positivos, aunque su aplicación se mantiene en fase de evaluación técnica.
De manera paralela, la modernización del laboratorio de análisis y de los tanques de almacenamiento de asfalto ha permitido fortalecer el control de calidad, ajustar formulaciones y cumplir con estándares ambientales más estrictos, en un contexto donde la producción incorpora materiales reciclados y nuevas condiciones de operación.
Producir distinto para sostener la ciudad
El viraje tecnológico de la producción de asfalto en la Ciudad de México no responde a una sola decisión, sino a una acumulación de ajustes: cambio de combustible, reducción de temperaturas, mayor reciclaje de materiales y nuevas instalaciones orientadas a cerrar el ciclo productivo.
Aunque el asfalto cumple la misma función en la ciudad, ya no se produce bajo el mismo esquema que hace una o dos décadas. El proceso apunta a sostener la operación de una infraestructura crítica en una ciudad con alta demanda de mantenimiento y crecientes presiones ambientales.
El modelo ha comenzado a atraer el interés de otras entidades del país, interesadas en evaluar esquemas similares para su propia producción de mezclas asfálticas.