El proyecto, que comenzó como una alianza público-privada entre el gobierno del estado y el Grupo JB, filial de Jose Cuervo, destinó en una primera instancia 2 millones de dólares en inversión conjunta para este desarrollo en 2014. Posteriormente, Arteaga señala que se ha hecho una inversión de 200,000 dólares anuales de mantenimiento del proyecto, con lo que ha sido posible conectar gratuitamente con hotspots el centro histórico del municipio y desarrollar apps para incentivar el comercio local, además de dar seguimiento al turismo y registrarlo para medir sus hábitos y preferencias.
Gracias a estas mediciones, ahora se sabe que al municipio ingresan anualmente 450,000 personas, lo que le ha dado oportunidad al municipio de facilitar cuidados de salud para la pandemia, y de pensar en opciones locales de home office y conectividad. “Tener el municipio conectado ayuda a que se puedan hacer cosas como el home office. Lo que habíamos impulsado desde un inicio, ahora vemos que da frutos, y cuando esto termine y se pueda volver más o menos a una normalidad, el tema de la ciudad inteligente va a ganar credibilidad y uso”, asegura.
El caso de Tequila muestra un ejemplo a seguir. La crisis está generando una oportunidad para la conectividad urbana y los desarrollos inteligentes de ciudades en México, que antes no habían terminado de despegar y ahora muestran sus ventajas. Así, cada vez más urbes podrán conectarse con mejor tecnología, puntos de acceso a internet, comercios más ‘inteligentes’ y servicios de salud digitalizados.
Entre las pioneras, además de Tequila, destacan Maderas, en Querétaro, y ‘Smart Puebla’, de acuerdo con el Consejo Nacional de Clústeres de Softwares y Tecnología. Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), estos territorios van camino a ser las urbes mexicanas con potencial de convertirse en ciudades inteligentes.
Para tener éxito, se necesita algo poco habitual en el país: planeación a largo plazo. El proyecto de ‘Tequila Inteligente’ se piensa con una proyección a 2040 e incluye numerosas ramificaciones. Un ejemplo: mejorar la gestión de los lugares de estacionamiento. “Nos dimos cuenta de que había dos millones de movimientos vehiculares en el año, gente que buscaba estacionamiento, entonces eso se le pasa a la dirección de tránsito del municipio y a las empresas, y pensamos en redimensionar las posibilidad de estacionamiento en Tequila para que la gente no tenga que esperar y buscar un sitio. Ya se está trabajando un plan para eso”, adelanta Arteaga.
Mientras esto llega, el directivo de origen uruguayo comenta que el municipio ya está en proceso de obtener la certificación de destino inteligente, avalada por la Sociedad Estatal para la Gestión de la Innovación y las Tecnologías Turísticas (SEGITTUR), con sede en España.