Los productos que se utilizarían en el proyecto anunciado por el ex presidente Enrique Peña Nieto fueron adquiridos por el gobierno federal, por lo que al iniciar las obras del AIFA, la Sedena firmó un convenio con el Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México, que tenía el control del NAICM, para aprovechar el material; así que con el objetivo de ahorrar, se trasladaron los componentes a Santa Lucía.
“Se llevaron a cabo reuniones con representantes de transportistas, estableciéndose como punto de acuerdo que la Confederación de Sindicatos Unidos por la Transformación de México traslade dos terceras partes y las organizaciones locales una tercera parte de los materiales de Texcoco a un depósito en el exterior del Campo Mil. No. 37-D, Santa Lucía, Edo. Méx., y del depósito al lugar de la obra realizado por la SEDENA como estrategia para salvaguardar las instalaciones por ser consideradas de seguridad nacional”, detalló la Sedena.
Además, la institución detalló que realizó acuerdos con las organizaciones para establecer tarifas de los acarreos, las cuales fueron verificadas por órganos de control internos y externos que solicitaron no fueran establecidas ni modificadas por terceros; “con el fin de evitar cobros sobrevaluados que afecten a los ciudadanos”.
Los tractocamiones que movieron el material recorrieron 34 kilómetros hasta la parte trasera del AIFA, en lo que será el acceso principal a la terminal de donde se han administrado para proveer a toda la obra.
Su uso ha ayudado al objetivo del gobierno federal de edificar un aeropuerto con el menor gasto posible de recursos. El costo por la movilización, carga y trituración por metro cúbico es de 250 pesos, mientras que por la misma cantidad, pero al extraerlo de las minas en Santa Lucía, el precio asciende a 390 pesos.