Pero para Blanca Jiménez, directora de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y quien fue fundamental para lograr cumplir con los 426 millones de metros cúbicos que hacían falta por enviar al país vecino del norte, el problema no es reciente. Ella considera que la infraestructura hidráulica del país tiene muchas oportunidades de mejorar, y que la producción industrial agrícola está mal enfocada.
El estado de la infraestructura hidráulica
La infraestructura hídrica en México necesita mejorar, reconoce Blanca Jiménez. Pero antes de hacer nuevas grandes obras, primero se deben terminar las que estaban en proceso durante administraciones pasadas: excluyendo las plantas de tratamiento y depuradoras, había 140,000 millones de metros cúbicos en obras abandonadas, por lo que se realizó una elección de los 10 proyectos más importantes para ser concluidos.
Además de estas edificaciones se trabaja en el proyecto Agua Saludable para La Laguna que tiene como objetivo disminuir el consumo de agua con arsénico para los estados de Coahuila y Durango; “es de alto riesgo y estamos haciendo un trabajo muy interesante, que es un intercambio de agua, porque la agricultura está tomando agua de buena calidad y la gente está consumiendo agua con arsénico, entonces estamos dando a la agricultura con un tratamiento de agua intermedio para y ellos a su vez donan líquido sano”, comenta la directora de la Conagua en entrevista con Obras y Expansión.
Sin embargo, hay más que se puede hacer en niveles pequeños. Los municipios son los responsables de administrar el agua que la Conagua suministra, pero en ocasiones la infraestructura hidráulica es insuficiente y el líquido no se distribuye de manera equitativa, considera Blanca Jiménez.
“Muchas de las ciudades cuentan con el agua suficiente y hay que mejorar cómo se hacen los servicios de agua por los organismos operadores con sistemas que sean autosostenibles, que trabajen con la distribución constante, continua, con calidad del agua y a todos”, comenta la funcionaria.
Estos sistemas deben ir ligados a un cambio de criterios de distribución. Es más sencillo llevar agua en donde está más cerca el servicio y en zonas planas, sin embargo, las personas de pocos recursos viven generalmente en zonas altas. Por lo que al hacer un mayor esfuerzo en su distribución a este sector, podría mejorar su calidad de vida, apunta la experta.
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Una última estrategia mencionada por la directora de la Conagua es re enfocar el destino que se le da al agua en México.
“Hay mucha agricultura de alto consumo de agua en el norte, pero debería estar en el sur. Es algo que tenemos que hacer no necesariamente en Conagua, sino incluso la Secretaría de Agricultura o los propios gobiernos estatales. Un gobernador que promueve en una zona desértica que haya cultivos, como en Nogales, que demandan mucha agua, a la larga está poniendo su propio estado en peligro porque los está haciendo muy dependientes de los recursos”, dice Blanca Jiménez.
Al trasladar la producción al sur de México y enfocarla en alimentos que consuman menos cantidad de líquido, como la sábila, considera, se incrementará la productividad del agua. Sin embargo, esta responsabilidad recae en otros niveles de gobierno, dice Jiménez.