Antes del incendio en la subestación del Sistema de Transporte Colectivo Metro (STCM), que ha provocado complicaciones en los traslados de quienes habitan y laboran en la capital del país, transportarse de las orillas de la CDMX a las zonas de trabajo —los corredores más importantes son Polanco, Reforma y Santa Fe—, ya era toda una odisea.
A pesar de los esfuerzos de los distintos gobiernos en implementar nuevos medios de transporte como el Metrobús y actualmente el Cablebús, hay dos elementos que juntos provocan fotografías de estaciones del metro saturadas: la falta de mantenimiento y el desorden urbano.
Modernización y ampliación
“Lo que pasó en el Metro habla de la necesidad no sólo de ampliación, sino de modernización y de buscar cómo movemos a las personas en la ciudad. Tan sólo las líneas del STCM mueven a 75% de la población. Por ejemplo, en la ruta de la Línea 3 tenemos de manera subterránea a este transporte y por arriba al Metrobús, lo que habla de su saturación (...) necesitamos una cantidad muy importante de dinero, inversión pública y privada, para poder satisfacer las necesidades de la megalópolis”, considera Ignacio García de Presno, socio líder de Infraestructura de KPMG México.
Esta necesidad contrasta con la realidad. La subestación que se quemó el pasado 9 de enero y que afectó a 1.4 millones de pasajeros diarios que se movilizan en las seis líneas del metro que suspendieron su operación —actualmente ya reanudaron el servicio la 4, 5 y 6- tuvo un recorte presupuestal de 1,452 millones de pesos en 2020, debido a la contingencia sanitaria.
El sistema por sí mismo es eficiente. Sin embargo, a 52 años de su inauguración, son pocos los recursos destinados a un mantenimiento profundo.
El incidente podría llamar la atención de las autoridades para destinar mayor recursos a este medio de transporte masivo, sin embargo, faltaría un elemento importante: la previsión; “somos reactivos, nada planeadores”. explica García de Presno. Para ello no sólo es necesario trazar nuevas rutas y mecanismos, esfuerzos que han hecho las autoridades, sino tomar en cuenta más elementos.
“La Ciudad de México en términos relativos es una ciudad con muy buena infraestructura. Es una ciudad moderna en donde la mayoría de la población tiene acceso a esta infraestructura de servicios públicos. Sin embargo, hay una gran problema por temas de la demanda, y calidad de este tipo de infraestructura. Y hay poco margen para hacer nueva infraestructura. Muchos de los del tema que hay que atender en la CDMX es que es una ciudad con un porcentaje muy alto en términos de urbanización", indica Roberto Ballinez, director ejecutivo senior de Deuda Subnacional e Infraestructura de HR Ratings.
Explica que, lo que se debe atender de manera urgente, es la mejora de las infraestructura existente. Además de poderse evitar futuros incidentes que pongan en jaque a la movilidad de la ciudad se podrá aprovechar su uso y brindar mayor seguridad a los pasajeros. El refrán "más vale prevenir que lamentar" es fundamental para vehículos que trasladan a millones de personas todos los días, y que contribuye al desarrollo de una de las ciudades más importantes del país.
Como solución a la saturación del transporte público, cada gobierno de la capital del país ha realizado propuestas. Durante el gobierno de Marcelo Ebrard se inició la Línea 12 del Metro, en la administración de Miguel Ángel Mancera se planeó su ampliación, que verá la luz hasta 2022, y la actual jefa de gobierno Claudia Sheinbaum ha aportado las líneas 1 y 2 del Cablebús, además del Trolebús elevado.
De manera simultánea se han retirado de circulación vehículos obsoletos, y se han sustituido líneas de microbús con formas de movilidad más eficiente. Pero la demanda persiste, reconoce Ballinez.