Iztapalapa, entre murales y asentamientos irregulares

Una de las alcaldías más extensas de la CDMX vive en el contraste entre el gris de sus asentamientos irregulares y una iniciativa para pintar arte en la paredes.
Iztapalapa tiene 168 asentamientos irregulares

En la alcaldía Iztapalapa el problema de los asentamientos irregulares es una bomba de tiempo. Mientras el gobierno local lleva a cabo una estrategia enfocada en pintar fachadas, no hay certeza legal en vivienda a familias de al menos 168 asentamientos irregulares.

En los últimos años Iztapalapa alojó el 83.7% del crecimiento de la CDMX, agotando su reserva de suelo urbanizable, según el Estudio Básico de Comunidad.

La demarcación cuenta con 1,835,486 habitantes, lo que equivale a una quinta parte de la población de la Ciudad de México, según datos del Censo 2020. De acuerdo con el estudio, su crecimiento demográfico es alto en proporción del incremento total de población del resto de la metrópoli.

Este auge se da por la migración de familias de alcaldías centrales y de otros estados hacia las faldas de la Sierra de Santa Catarina, ocupando terrenos no apropiados para uso urbano y sobreviviendo de la pepena.

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Sin embargo, el crecimiento irregular no ha sido abordado. En el Atlas o en documentos oficiales se revelan cifras exactas de esos asentamientos.

La Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial del DF (PAOT) 2003, arrojaba que en ese año se erigían 92, sólo en suelo de conservación porque también los hay en suelos comunales, ejidales y federales.

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Sin embargo en el reporte de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) 2021, se especifica que el fenómeno creció hasta llegar a 168, de los cuales 96 (57.14 %) están localizados en polígonos de aplicación de los Programas Parciales de Desarrollo Urbano Cerro de la Estrella y Sierra de Santa Catarina (ubicándose 59 en suelo urbano y 37 en suelo de conservación), con políticas de atención especificadas en los citados Programas Parciales, y los 72 restantes (42.86 %) en suelo urbano.

Ésta es la última cifra registrada. “Un censo oficial no existe, después del que se hizo en 2010, luego de 11 años, no hay. Si a uno le preguntan cuántos asentamientos irregulares existen en la CDMX, se puede responder que más de 900.”, asevera Irma Escamilla Herrera, investigadora del departamento de Geografía Social del Instituto de Geografía de la UNAM.

Incluso, hay asentamientos desconocidos en la Guía Roji, como La Joya o mejor conocido como El Hoyo, llamado así por estar sobre una cavidad de una ex mina de piedra volcánica.

Este asentamiento, uno de los más violentos e impenetrables por la misma policía, nació hace 51 años. En ese sentido, apenas en agosto, Evalúa informaba que los asentamientos en Iztapalapa habían aumentado el 50 por ciento. Obras quiso obtener datos precisos, pero María de la Luz Avilés Chávez, directora de Comunicación Social no respondió la petición.

El asentamiento irregular y su problemática

Pero, ¿qué implica un asentamiento irregular? “En el contexto latinoamericano es una problemática social grave por el déficit de vivienda en las grandes ciudades, dado que no se tienen los recursos para pagar renta y se deben buscar opciones hacia partes externas de las ciudades”, continúa explicando Escamilla Herrera.

A decir de la investigadora, varios migrantes de la misma ciudad y otros de la República empiezan a generar sus espacios con cuatro estacas, pedazos de madera, cartón, lámina, para empezar a formar un polígono que les permita identificar su espacio.

“Para comenzar ésa es una problemática. Son peligrosos, porque mientras hay algunos que no tienen problemas por asentarse en una zona plana, otros lo hacen en áreas ecológicas o lugares donde hay deslaves y ahí implica estar asentados en zona de riesgo. El peligro está latente porque al estar construidos con materiales poco consolidados pueden quedar sepultados ante el desgajamiento de un cerro o movimiento telúrico. Ahí se dan pérdidas humanas y materiales”.

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La profesora agrega que aunque la normatividad de las Políticas Públicas que ,aparentemente, deben dar respuesta a la demanda de las sociedades, se ha ido perfeccionando, sigue sin asumir su rol frente a este fenómeno.

“En la Ciudad de México empezaron los planes de desarrollo urbano de las distintas ciudades y los de ordenamiento ecológico que se han ocupado de que exista la normatividad. A veces ésta se sobre regula y lo que dice la Secretaría de Desarrollo Urbano no es compatible con la del Medio Ambiente y ahí se pierden en aterrizar las Política Públicas”.

Irma Escamilla añade que existen planes, programas y la propia Ley General de Asentamientos Humanos pero que, en la aplicación, no hay quien tome las riendas. “Ahí tenemos cuando en el 2000 empieza la instalación del Bando dos con AMLO, un proyecto de vivienda de interés social que pretendía utilizar los espacios desocupados. Finalmente fueron para una clase media y media alta. Por consiguiente, cierta población quedó desprotegida por no tener acceso a créditos. Sigue la problemática: se abastece a un sector de la sociedad y los más desprotegidos se siguen yendo a esos espacios”.

Problemas de infraestructura y basura

El alumbrado público es un factor deficiente por el escaso mantenimiento del mismo y que da pie al delito. Por otro lado, los tiraderos clandestinos son otro brete derivado de los mismos asentamientos.

En 2017 se identificaron 219, de los cuales 78 se localizan a 500 metros de un asentamiento irregular. En ese tenor, la oficina de Naciones Unidas en desarrollo urbano y ambiental sentencia que los retos para Iztapalapa son: deterioro y calidad de la vivienda, escasa dotación de servicios urbanos básicos, problemas de salud por descuido ambiental, deficiencias en infraestructura y equipamiento para la movilidad urbana.

La otra cara

Este panorama gris choca con el colorido que la alcaldía imprime a murales en 188 senderos.

Myrna Armenta, coordinadora de Difusión Cultural del proyecto Iztapalapa Mural, destaca que la iniciativa es un “brazo” del Programa Caminos Mujeres Libres y Seguras implementado para “recuperar y dignificar los espacios públicos a través del arte”.

Armenta añade que, “es un programa que incluye una restructuración de luminarias y trabajos urbanos en varias calles; se le llama senderos a un trazo de varias calles; la alcaldía reconstruye la calle, la poda; se trata de meterle color a las calles grises con murales que intentan retratar las historias locales de cada colonia y oficios del barrio”.

La coordinadora señala que, con este programa, cada sendero tendrá también iluminación, reparación de baches, reforestación, señalización peatonal e instalación de cámaras de seguridad a fin de garantizar la seguridad de hombres, mujeres y niñas, sobre todo de éstas últimas.

Desde 2018 y hasta el 1 de julio de 2021, se han realizado cerca de 6,446 murales y diseños (alrededor de 224, 436.865 metros cuadrados). Entre los personajes que aparecen en estas pinturas están Juan Villoro, la pintora María Izquierdo; y Elena Ríos, la saxofonista cuyo rostro fue quemado con ácido, entre muchos más.

Clara Brugada ha dicho: “Iztapalapa Mural está ideado para transformar esa Iztapalapa gris, triste, oscura, en una región colorida, iluminada y alegre”; pero de la otra parte, la que omite a los vulnerables asentamientos irregulares, nada.