El crecimiento desordenado de las ciudades tiene impactos negativos en la sociedad, calidad de vida y en el bolsillo de las personas. La menor oferta de servicios y fuentes de empleo obliga a que la población residente se traslade diariamente a sitios más densos y con mayor oportunidades.
En la Zona Metropolitana del Valle de México, por ejemplo, quienes viven en el perímetro de la capital del país y trabajan dentro de la CDMX gastan hasta 30,000 pesos al año en transportarse.
El cálculo fue realizado por la Coalición por la Transformación Urbana y el Instituto de Recursos Mundiales México (WRI por sus siglas en inglés), tomando en cuenta el desplazamiento a través de automóvil. Se usó este vehículo para las métricas debido a que en la mayoría de las ciudades del país no se dispone de datos de tarifas en sistemas formales de transporte público, además del crecimiento acelerado en su uso.
El precio de las poblaciones desconectadas también es caro para los gobiernos; “hay evidencia de que el gasto (municipal) para proveer servicios urbanos se incrementa a medida que disminuye la densidad urbana y la conexión con núcleos urbanos consolidados; Así, existe un consenso extendido acerca de que, a medida que la densidad decrece, los costos unitarios de la urbanización se incrementan” dice el estudio El costo de la expansión urbana en México.
En 2019 en el Valle de México, por ejemplo, la inversión en infraestructura para servicios urbanos en la periferia del Valle de México fue de 1,505 millones de pesos, mientras que su mantenimiento y operación fue de 17,678.8 millones de pesos.
Si las ciudades mantienen el mismo patrón de crecimiento en demografía y mancha urbana, en 2050, el costo privado de la construcción de vivienda y su urbanización crecerá 55%, lo que a su vez causará 106% más emisiones de carbono.
El costo de las personas para transportarse en el Valle de México incrementará 71.3%, mientras que el público será de 123.5%.
Los organismos que elaboraron el estudio proponen dos soluciones. La primera es que las zonas densas y con mayores servicios, al centro de la Ciudad de México, absorban el crecimiento de las nuevas viviendas hasta 2050 para detener el crecimiento de la movilidad en distancias largas.
En este escenario, el costo de desplazamiento para las familias se reduciría en más de 11% al año.
El segundo caso es densificar a la periferia a través de la concentración de la construcción de vivienda (principalmente vertical) en esta zona. Al aumentar la población a 100 inmuebles por hectáreas, se duplicaría la población y el gasto total se reduciría 10%, pero el desplazamiento crecería 5.3%.
