Era un fin de semana fuera de lo común. Aunque no era la primera vez que habitantes de Tlalnepantla presenciaban lluvias torrenciales, en esta ocasión los cántaros que corrían por el Cerro de Chiquihuite alertaron que algo estaba mal.
El 10 de septiembre la tierra rugió y el monte se desgajó: ocho toneladas de rocas cayeron ocho metros de altura sobre viviendas de la colonia Lázaro Cárdenas, lo que provocó la muerte de una persona y la desaparición de tres.
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La razón directa del derrumbe fueron las lluvias intensas de la zona del Valle de México de los últimos días, pero el riesgo experimentado por los habitantes va más allá. El crecimiento irregular de las ciudades, sin herramientas de ordenamiento territorial, pone a las personas de menos recursos en situaciones de mayor peligro.
El gobierno de la Ciudad de México estima que hay más de 500 asentamientos, en donde se encuentra la población de mayor marginación social.
“Todos los asentamientos urbanos tienen riesgos de diversos tips, como terremotos e inundaciones, pero hay ciertas ubicaciones que aumentan el riesgo o el daño que pueden sufrir. Tal fue el caso de las faldas del Cerro de Chiquihuite, en donde como pasa en diversas colonias populares, es común que se carezca de instrumentos o procesos de planeación y urbanización adecuados. No cuentan con medidas de prevención ni respuestas adecuadas”, explica Marco Fernández, urbanista y académico de la Universidad La Salle.
El experto comenta que éste es un fenómeno habitual en las ciudades latinoamericanas, debido a que en la segunda mitad del Siglo XX, hubo una explosión demográfica que llevó a que las ciudades se expandieran de forma irregular fuera del centro desarrollado de las metrópolis; “se dio por las condiciones socioeconómicas, son países mucho más jóvenes en donde la expansión urbana se da de forma muy rápida y los instrumentos no pueden preverlo”, agrega.
El Valle de México es un gran ejemplo. Al ser una de las ciudades más densas del mundo debido a su nivel de centralización, detalla, por lo que la mancha urbana excede la zona de servicios e infraestructura; “entonces estos asentamientos se han originado por esta dinámica y se seleccionan zonas que no están urbanizadas y no son muy susceptibles ni adecuados para serlo”, agrega Marco Fernández.
¿Cómo mejorar la situación?
En la Zona Cero en el Cerro del Chiquihuite se ha pedido que se desalojen 126 viviendas que están en riesgo de ser afectadas, pero esta medida no se puede llevar a cabo en todos los asentamientos irregulares. No obstante, si hubieran instrumentos de planeación, se podrían hacer análisis de riesgo y prevenir tragedias como la ocurrida.
Para evitar que se continúe estableciendo este tipo de crecimiento irregular, el académico de La Salle explica que una buena estrategia es densificar la ciudad, ya que al concentrar a la población, es mucho más eficiente, además de que se consumen menos recursos.
“Las ciudades en lugar de continuar creciendo se reinventan, regeneran y resignifican para hacer frente de manera más estratégica”, agrega.