De la Ciudad de México a Oaxaca se recorren 460 kilómetros de carretera en cinco horas y 57 minutos. Una distancia de 367.71 km lineales que atraviesan la capital del país, el Estado de México, Puebla y casi la mitad de Oaxaca.
Pero ya dentro de esta última entidad, la relatividad se materializa y las distancias y tiempos juegan fuera de las reglas. De la capital a Puerto Escondido hay 138.9 kilómetros lineales que se transforman en 258 en carretera y que tardan en recorrerse seis horas y 45 minutos. Pero el 4 de febrero el tiempo se contraerá, a pesar de la misma distancia en línea recta, partiendo desde el mismo origen y hacia el mismo destino el trayecto durará dos horas y media.
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De manera irónica, este recorte al tiempo tardó más de 15 años en hacerse realidad, pues la sierra oaxaqueña con sus fenómenos meteorológicos, sismos y conflictos sociales, estiraron el tiempo de construcción de la autopista Barranca Larga-Ventanilla 12 años más de lo programado.
La obra, que comenzó a planearse en 2009, estaba pensada para 2012, pero será hasta este 2024 que comenzará el conteo de los 4,253 vehículos que, estima la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT), circularán anualmente. Pasarán por un pavimento 10 puentes, tres viaductos, tres túneles y 114 estructuras de cruce, que edificaron las máquinas de 10 empresas en total y para lo que se desembolsaron 10,670 millones de pesos.
Más cerca de la costa
La carretera Oaxaca-Puerto Escondido es, en realidad, dos caminos. El primero ya estaba construido y es el que conecta directamente con la capital. Se trata de la Carretera Federal 175 Oaxaca-Puerto Ángel, en un tramo que mide 70 kilómetros, que se recorre en hora y media y que también fue intervenido para mejorar la circulación de los automóviles.
El segundo es el dolor de cabeza de los últimos tres sexenios. Comienza en el kilómetro 72+000 en Barranca Larga y se extiende por 104 kilómetros más. El inicio se señala con un cartel y una caseta —aún en construcción— que será el punto de corte de listón del presidente Andrés Manuel López Obrador y puerta de entrada a una autopista que, dice Luis Chida Pardo, director general del Centro de la SICT en Oaxaca "es muy sinuosa, es la Sierra Sur, y sí es muy complicado, nos costó mucho trabajo, por eso hubo necesidad de hacer algunos túneles para poder librar unos cerros muy grandes, pero pues al fin y al cabo la ingeniería se impuso, y ya estamos concluyéndola".
El panorama rápido lo demuestra. La carretera, que comienza enmarcada por una capital que creció de forma desordenada, rápido se esconde entre cerros y valles con vegetación baja, casi desértica en algunas zonas, pero en otras entre neblina y árboles que forman bosques.
El primer pendiente de la SICT Oaxaca se sitúa a 15 minutos de la carretera de entrada y también ha representado uno de los retos más grandes y recientes. Se trata de uno de los viaductos más altos y largos del proyecto, que tuvo que ser modificado por la sismicidad de la zona, "originalmente esta estructura pesaba 400 toneladas, pero por cuestiones de sismicidad se revisó y la Comisión Federal nos cambió de zona sísmica a una de mayor seguridad, entonces con eso tuvimos que reforzar toda la estructura. Ahorita pesa 1,200 toneladas".
Hasta el 29 de enero, la superestructura estaba en proceso de colado del pasamanos, pero el directivo afirma que para el día de la apertura estará listo. Mientras tanto, hay un breve desvío por terracería para los trabajadores de la obra y que dejan ver una de las 11 comunidades aledañas al recorrido.
Decenas de casas brillan por sus techos de lámina alternados con los de concreto, en una cuenca que no será perceptible desde la carretera, pero del que sus habitantes fueron clave para el desarrollo de ésta.
Una de las razones por las que la autopista tardó una década y media en estar lista fue por las protestas de los vecinos, "hubo problemas sociales que se dieron con las comunidades, no problemas hacia la obra, sino de límites de tierras. Entonces nos agarraban como pretexto y nos ponían condicionantes de apoyos sociales, de apoyos en obra social, que se les cumplió", cuenta el directivo.
Desde 2019, año en el que la actual administración decidió retomar el proyecto como herencia y terminarlo se hicieron reuniones con las comunidades, pero fue hasta julio del 2023 que se firmó un acuerdo con San Vicente Coatlán, la más reacia a la construcción, y se pudo continuar con la obra.
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Parte del truque fue la edificación de 15 entronques para poder ingresar a la carretera, así como apoyos de programas sociales y obras dentro de las comunidades.
Cinco de estas conexiones todavía están en construcción, por lo que a lo largo del camino se pueden ver a trabajadores y maquinaria intentando terminarlas lo más pronto posible. El director general de la SICT Oaxaca asegura que estas "obras asociadas" no interrumpirán el trayecto de los viajeros que decidan usar la autopista.
La tercera promesa del funcionario está en donde hubo un derrumbe en noviembre de 2023 que impidió que se llevara a cabo su apertura. Entonces, el presidente López Obrador dijo: "Estamos preocupados (...) resulta que ya lo logramos y ya era sólo arreglar el puente y pasar, pero se nos cayeron estos taludes y nos va a llevar tiempo, es mala noticia, pero de todas maneras vamos a procurar que a principios de enero la inauguremos".
Aún falta poner la carpeta de asfalto, pero para antes del jueves 31 de enero estará lista, informa la SICT. No obstante, advierte que en época de lluvias la zona continuará con riesgo, aunque no más allá que el de todas las carreteras nuevas similares.
El último "ya casi" del proyecto está en un puente que tuvo que agregarse al plano después de Otis, ya que aunque el huracán pegó en Guerrero, la sierra oaxaqueña padeció la coleada con lluvias torrenciales que mostraron en donde hacía falta infraestructura. Éste será terminado en marzo, mientras tanto se construyó un paso provisional justo al lado para que la autopista sea operable.
El resto del camino, de 12 metros de ancho, tiene pendientes pronunciadas, pero que se compensan con pocas curvas peligrosas, por lo que el trayecto se siente ligero. Sobre todo en el desemboque, en el que se logra ver al fondo el mar y que conecta directo con las vialidades principales de la playa en Puerto Escondido.
Después de la ceremonia, que han esperado los oaxaqueños durante 15 días, la SICT Oaxaca no tomará vacaciones, ya que la carretera Mitla-Tehuantepec, la segunda "carretera imposible", sigue en obras. Tiene un 88% de avance y se espera que esté terminada en septiembre de este año.