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60% de las calles mexicanas no tienen condiciones peatonales

A nivel nacional, el 78.9% de las manzanas urbanas no tiene rampas de accesibilidad y solo el 12.1% de los cruces semaforizados cuenta con señales auditivas.
jue 03 julio 2025 03:20 PM
Las calles no son para peatones: más de 60% no tienen condiciones para las personas
Solo 37.2% de las manzanas del país cuentan con banquetas en todas las calles.

En México, caminar por la ciudad no siempre es una opción segura o posible. Aunque más de la mitad de los viajes a la escuela y una proporción significativa de los traslados laborales comienzan o terminan a pie, las condiciones mínimas para hacerlo no están garantizadas.

Solo 37.2% de las manzanas urbanas del país cuenta con banquetas en todas sus calles y apenas el 22.7% tiene rampas en las esquinas, de acuerdo con la guía Abran paso, elaborada por ONU-Hábitat y la organización Liga Peatonal.

Además de la baja cobertura, la señalización también es escasa: 79% de las calles no tiene pasos peatonales marcados.

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En este contexto, cada año mueren en promedio más de 2,700 peatones en siniestros de tránsito y 910 menores de entre cero y 19 años pierden la vida por causas relacionadas con atropellamientos.

Una inversión pública centrada en el automóvil

La situación actual está en parte determinada por cómo se han distribuido los recursos públicos.

Entre 2013 y 2017, el 74% del presupuesto federal etiquetado como movilidad sostenible se destinó a infraestructura para vehículos, mientras que menos del 10% se asignó a banquetas, según datos de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu).

Al mismo tiempo, una cuarta parte de las calles del país se usa como espacio para estacionamiento de vehículos privados.

La guía señala que esta orientación ha tenido consecuencias: “La priorización de la movilidad motorizada ha creado una serie de efectos negativos como pérdidas de tiempo en el tráfico, contaminación y deterioro de la calidad de vida”, además de dejar de lado a quienes se desplazan a pie o con ayudas técnicas.

La catalogación de recursos para movilidad sustentable desapareció de los paquetes económicos posteriores. Mientras tanto, la inversión centrada en la urbanización se reduce. En 2021, se planearon 5,278 millones de pesos, en 2022 la cifra creció a 7,812 mdp, para en 2023 reducirse a 5,686 mdp, 3,656 mdp en 2024 y la misma cantidad para este año.

Las condiciones de las banquetas

Incluso donde existen banquetas, su estado es deficiente. En muchas ciudades se observan pavimentos rotos, pendientes inclinadas, registros abiertos, obstáculos fijos o móviles y automóviles estacionados sobre ellas.

Esta situación se convierte en un riesgo directo para la integridad de las personas, indica el estudio.

Según el Informe sobre la Prevención de Accidentes en Grupos Vulnerables 2021, publicado por el Secretariado Técnico del Consejo Nacional para la Prevención de Accidentes (STCONAPRA) en 2024, las caídas en la vía pública ocasionaron más de 2,100 muertes y más de tres millones de lesiones accidentales en México durante ese año.

Los grupos más afectados por la mala infraestructura peatonal son los que ya enfrentan barreras en su movilidad cotidiana: adultos mayores, personas con discapacidad, niños y personas con ingresos bajos.

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Una deuda con la accesibilidad

A nivel nacional, el 78.9% de las manzanas urbanas no tiene rampas de accesibilidad y solo el 12.1% de los cruces semaforizados cuenta con señales auditivas. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el 16.5% de la población mexicana vive con alguna discapacidad o limitación de movilidad, pero los entornos urbanos aún no están pensados para atender sus necesidades.

El documento subraya que "el derecho peatonal a una ciudad hecha a nuestra medida, especialmente desde la perspectiva de las personas con discapacidad, debe ser el eje central de las políticas de movilidad en los próximos años".

El impacto en las mujeres

Las desigualdades en la infraestructura también tienen un componente de género. En la Zona Metropolitana del Valle de México, más del 54% de los desplazamientos realizados por mujeres de bajos ingresos se efectúan caminando, frente a solo 29.4% de los realizados por hombres en la misma condición.

Esta diferencia, asociada a los roles de cuidado y tareas domésticas, convierte a las mujeres en las principales usuarias de la vía pública.

Sin embargo, ellas también reportan mayor percepción de inseguridad: 57.2% se siente insegura al caminar por rutas habituales y 38.8% ha dejado de hacerlo por la noche por temor a ser víctima de un delito.

En respuesta a este tipo de problemas, la alcaldía Iztapalapa implementó en 2018 el programa Caminos Mujeres Libres y Seguras, con mejoras en iluminación, cruces seguros y botones de pánico, que lograron reducir en 40% la incidencia delictiva en las zonas intervenidas.

Niñas y niños sin espacio para moverse

Los entornos urbanos también presentan riesgos y barreras para las infancias. Aunque el 54.1% de los viajes escolares se realiza caminando, muchas niñas y niños no tienen acceso seguro al espacio público.

En los 10 municipios con mayor población infantil, el 69% de los menores no tiene un parque a 500 metros de su vivienda.

Además del déficit de espacios, las reglas impuestas por las autoridades locales limitan el uso lúdico de la calle. En algunos municipios, como Zapopan, se ha prohibido jugar futbol en la vía pública, y en otros, como Aguascalientes, se cobra por el acceso a parques.

“Estamos ante un problema mayúsculo donde nosotros, como personas adultas, vamos acotando cada vez más el derecho al juego”, advierte el documento.

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Hacia calles caminables

Distintas ciudades comienzan a implementar soluciones. Guadalajara, Zapopan y Tonalá pusieron en marcha programas como Banquetas Libres para liberar las aceras de automóviles, Puebla retiró puentes peatonales para habilitar cruces a nivel y la Ciudad de México rediseñó intersecciones para reducir atropellamientos con el programa Pasos Seguros, que disminuyó en 21% los incidentes.

A nivel normativo, la NOM-004-SEDATU-2023 establece que toda calle debe cumplir dos funciones básicas: movilidad y habitabilidad.

Esto implica diseñarlas considerando la escala humana, la accesibilidad y la seguridad de todas las personas, no solo de quienes usan automóvil. “Omitir la escala humana al construir y rediseñar las calles mexicanas ya no es una opción”, afirma la guía.

Un espacio que aún no pertenece a todos

A pesar de los esfuerzos, solo el 44.5% de las calles cuenta con alumbrado público, 22.2% tiene letreros con su nombre y apenas 13.7% de las calles con transporte colectivo dispone de paradas señalizadas. Mientras tanto, las calles continúan funcionando como espacios de paso, pero no como lugares habitables.

Para revertir esta situación, el documento recomienda consolidar una política pública nacional de infraestructura peatonal, dotada de presupuesto, con criterios técnicos de accesibilidad universal, coordinación interinstitucional y participación ciudadana.

“Caminar no es solo un acto de movilidad, sino una herramienta transformadora para sanar el tejido social”, sostiene la guía.

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