La idea de aprovechar aeródromos en pausa no es nueva. De hecho, distintos planes federales han intentado en años anteriores integrar terminales locales a la red aérea, con resultados limitados.
Sin embargo, ASA asegura que en esta ocasión ya hay pasos en firme: análisis de viabilidad, contacto con autoridades locales y un esquema definido de operación bajo su control.
“Son más o menos como 1,500 aeródromos en el país. Muchos de esos aeródromos pues no están o están subutilizados y algunos tienen la infraestructura para poder desarrollarse. Entonces, es un proyecto que nosotros estamos planteando de manera integral, y prácticamente la mayoría de los estados de la República requieren de este servicio”, dijo Humberto Antonio Suárez Castillo, coordinador de las unidades de negocio del organismo, en una ponencia en el Colegio de Ingenieros Civiles de México.
Infraestructura desaprovechada
México cuenta con una red amplia de aeródromos, construidos en distintos periodos con inversión pública y privada. Aunque muchos de ellos disponen de pista y edificios, carecen de vuelos comerciales regulares o permanecen con actividad mínima, lo que limita su papel en la conectividad territorial.
ASA plantea integrarlos en un sistema regional complementario a los grandes aeropuertos concesionados, con vocaciones diferenciadas de acuerdo con la demanda local: turismo, carga ligera, logística industrial o aviación general.
“En estos cuatro tenemos estudios que nos confirman la factibilidad”, aseguró Suárez Castillo al detallar que la reactivación se plantea como un proyecto integral.
Cuatro casos en la mira
Los proyectos mencionados por ASA buscan atender necesidades específicas de cada región:
- San Miguel de Allende, Guanajuato. Con orientación al turismo, el aeródromo serviría como punto de llegada directa a uno de los destinos culturales más reconocidos del país.
- Ensenada, Baja California. Con vocación mixta, se perfila para atender tanto pasajeros como carga regional, dada su ubicación estratégica en el noroeste.
- Lagos de Moreno, Jalisco. Se vincula con la industria logística y manufacturera del Bajío, una de las zonas más dinámicas en inversión automotriz y de autopartes.
- Costa Alegre, Jalisco. Pensado con un enfoque turístico, en línea con los planes de desarrollo de la franja costera del Pacífico.
Aunque la vocación de cada aeródromo aún no se define de manera oficial, ASA sostiene que las condiciones técnicas y la demanda regional respaldan el plan.
Como referencia, Suárez Castillo explicó que un aeropuerto regional con pista de 2,300 metros y una terminal de entre 20,000 y 25,000 metros cuadrados puede requerir 4,000 millones de pesos de inversión, dependiendo de su orientación final.
Un modelo público–privado
La propuesta descansa en un esquema mixto en el que participan tres actores. ASA, que operaría y administraría los aeropuertos, garantizando estándares de seguridad y servicio.
Gobiernos estatales y municipales, responsables de aportar gestiones y certeza jurídica de los terrenos, así como la iniciativa privada, llamada a sumarse con capital para la modernización y el equipamiento.