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Aeródromos subutilizados buscan segunda vida: gobierno avanza en cuatro sedes

Los proyectos de terminales en Ensenada, Lagos de Moreno, San Miguel de Allende y Costa Alegre tienen años en desarrollo, pero la actual administración muestra avances en su planeación.
mié 03 septiembre 2025 05:08 PM
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En México hay 1,500 aeródromos, muchos de ellos subutilizados.

El gobierno federal trabaja en la reactivación de aeródromos que permanecen subutilizados para incorporarlos en un sistema de aviación regional.

La estrategia, a cargo de Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA), incluye proyectos en Ensenada, Lagos de Moreno, San Miguel de Allende y Costa Alegre, con la intención de dar nueva vida a infraestructura que ya existe en varias zonas del país.

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La idea de aprovechar aeródromos en pausa no es nueva. De hecho, distintos planes federales han intentado en años anteriores integrar terminales locales a la red aérea, con resultados limitados.

Sin embargo, ASA asegura que en esta ocasión ya hay pasos en firme: análisis de viabilidad, contacto con autoridades locales y un esquema definido de operación bajo su control.

“Son más o menos como 1,500 aeródromos en el país. Muchos de esos aeródromos pues no están o están subutilizados y algunos tienen la infraestructura para poder desarrollarse. Entonces, es un proyecto que nosotros estamos planteando de manera integral, y prácticamente la mayoría de los estados de la República requieren de este servicio”, dijo Humberto Antonio Suárez Castillo, coordinador de las unidades de negocio del organismo, en una ponencia en el Colegio de Ingenieros Civiles de México.

Infraestructura desaprovechada

México cuenta con una red amplia de aeródromos, construidos en distintos periodos con inversión pública y privada. Aunque muchos de ellos disponen de pista y edificios, carecen de vuelos comerciales regulares o permanecen con actividad mínima, lo que limita su papel en la conectividad territorial.

ASA plantea integrarlos en un sistema regional complementario a los grandes aeropuertos concesionados, con vocaciones diferenciadas de acuerdo con la demanda local: turismo, carga ligera, logística industrial o aviación general.

“En estos cuatro tenemos estudios que nos confirman la factibilidad”, aseguró Suárez Castillo al detallar que la reactivación se plantea como un proyecto integral.

Cuatro casos en la mira

Los proyectos mencionados por ASA buscan atender necesidades específicas de cada región:

  • San Miguel de Allende, Guanajuato. Con orientación al turismo, el aeródromo serviría como punto de llegada directa a uno de los destinos culturales más reconocidos del país.
  • Ensenada, Baja California. Con vocación mixta, se perfila para atender tanto pasajeros como carga regional, dada su ubicación estratégica en el noroeste.
  • Lagos de Moreno, Jalisco. Se vincula con la industria logística y manufacturera del Bajío, una de las zonas más dinámicas en inversión automotriz y de autopartes.
  • Costa Alegre, Jalisco. Pensado con un enfoque turístico, en línea con los planes de desarrollo de la franja costera del Pacífico.

Aunque la vocación de cada aeródromo aún no se define de manera oficial, ASA sostiene que las condiciones técnicas y la demanda regional respaldan el plan.

Como referencia, Suárez Castillo explicó que un aeropuerto regional con pista de 2,300 metros y una terminal de entre 20,000 y 25,000 metros cuadrados puede requerir 4,000 millones de pesos de inversión, dependiendo de su orientación final.

Un modelo público–privado

La propuesta descansa en un esquema mixto en el que participan tres actores. ASA, que operaría y administraría los aeropuertos, garantizando estándares de seguridad y servicio.

Gobiernos estatales y municipales, responsables de aportar gestiones y certeza jurídica de los terrenos, así como la iniciativa privada, llamada a sumarse con capital para la modernización y el equipamiento.

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“El Estado lo que quiere es el aeropuerto, no por operar un aeropuerto, sino por lo que le genera alrededor”, señaló Suárez Castillo.

El organismo ya puso a prueba este modelo en aeropuertos como Tepic y Puerto Escondido, donde la rectoría se mantiene en manos del Estado, pero el financiamiento privado permitió acelerar obras de expansión y mantenimiento. La condición para los nuevos proyectos es clara: que ASA conserve la operación y la administración.

Retos institucionales

La figura de “aeropuerto regional” no existe hoy en la Ley de Aeropuertos. ASA reconoce que será necesario trabajar de la mano con la autoridad aeronáutica para definir el marco regulatorio bajo el cual operarán estas terminales.

Además, el plan requiere la coordinación con aerolíneas comerciales para garantizar rutas y operaciones sostenibles, así como acuerdos con gobiernos locales para resolver la tenencia de la tierra y permisos de construcción.

“En estos cuatro tenemos estudios que nos confirman la factibilidad”, repitió Suárez Castillo, al subrayar que las evaluaciones de demanda apuntan a que los proyectos son viables.

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Los proyectos llevan años en el tintero, pero la ASA planea retomarlos en la administración actual.

Antecedentes en la política aeroportuaria

La apuesta por nuevos aeropuertos viene de años atrás. En 2023 el gobierno federal presentó un plan para construir cinco terminales en distintos estados. El conjunto incluyó Ensenada, San Miguel de Allende, Chalacatepec (Costalegre), Lagos de Moreno y un aeropuerto en el norte de Quintana Roo.

De esos cinco, solo Chalacatepec registra avances tangibles con fecha de inauguración; Ensenada y Lagos de Moreno siguen en fase preliminar, mientras que San Miguel de Allende y el de Quintana Roo permanecen en etapa de intención.

La Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) asignó en mayo de 2025 16 millones de pesos para estudios en Ensenada.

La nueva estrategia de ASA se diferencia en el énfasis en infraestructura ya construida, con la intención de darle un segundo ciclo de vida a instalaciones en pausa y concentrar la operación en una sola entidad.

Lo que viene

El reto es integrar estos proyectos a la red aérea nacional sin repetir experiencias anteriores donde los aeródromos permanecieron sin vuelos regulares. ASA perfila que la combinación de participación privada, coordinación estatal y administración centralizada puede cambiar ese escenario.

“Es una oportunidad de aportar este proyecto al país con un componente social importante, que hoy día la aviación ya no es un lujo, ya es una necesidad”, afirmó Suárez Castillo.

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